domingo, 26 de junio de 2011

ORACIÓN

Señor,
te damos gracias
porque has abierto tu corazón para nosotros;
porque en tu muerte y en tu resurrección
te has convertido en fuente de vida.
Haz que seamos personas vivientes,
vivientes de tu fuente,
y dónanos el poder ser nosotros también fuentes,
capaces de donar a este nuestro tiempo
agua de vida.
Te damos gracias
por la gracia del ministerio sacerdotal.
Señor, bendícenos
y bendice a todos los hombres de este tiempo
que están sedientos y en la búsqueda
Amén.

viernes, 24 de junio de 2011

ORDINARIATO PARA LOS ANGLICANOS

Se establecerá en Estados Unidos un ordinariato para los anglicanos
El cardenal Wuerl informa de que podría comenzar en otoño
SEATTLE, miércoles 22 de junio de 2011 (
ZENIT.org).- Un ordinariato personal para los anglicanos que desean entrar en total comunión con la Iglesia Católica será establecido seguramente en los Estados Unidos este otoño, dijo el cardenal Donald Wuerl, arzobispo de Washington, D.C.
El cardenal Wuerl, delegado de la Congregación para la Doctrina de la Fe para la implementación de la Anglicanorum Coetibus en los Estados Unidos, presentó una actualización de la implementación de un ordinariato en la Asamblea General de Primavera de la Conferencia Episcopal de los Estados Unidos, que se celebró la semana pasada en Seattle.
La constitución apostólica de 2009 de Benedicto XVI ofreció una manera para que grupos de anglicanos pudieran entrar en la Iglesia Católica a través del establecimiento de ordinariatos personales, una nueva estructura canónica. El cardenal reveló que unos 100 sacerdotes y 2.000 laicos habían pedido la entrada en la Iglesia a través de esta nueva estructura, por este motivo concluyó diciendo que “parece viable establecer un ordinariato en los Estados Unidos en este momento”.
Además, como informó después, la “Santa Sede ha indicado su deseo de establecer un ordinariato en los Estados Unidos este otoño”.
Actualmente, el cardenal, como presidente de Ad Hoc Committee for the Implementation of “Anglicanorum Coetibus” en los Estados Unidos, está colaborando en este establecimiento no sólo para las personas que estén interesadas en unirse al ordinariato, además tiene la intención de proveer a los nuevos miembros de la formación necesaria para entrar en plena comunión con la Iglesia Católica.
El objetivo principal, dijo, es el de “programar una formación sacerdotal […] que permita concentrarse en el estudio en áreas como la divergencia teológica histórica antes de la ordenación sacerdotal”.
El cardenal Wuerl afirmó que con la aprobación de la Congregación para la Doctrina de la Fe, el seminario mayor de la archidiócesis de Galveston-Houston ofrecerá un programa. Dicho programa ha sido desarrollado y será dirigido casi en su totalidad por un miembro de la facultad de Santa María además de ser un ex obispo anglicano, el padre Jeffrey Steenson.
Después de dar esta información, el cardenal Wuerl invitó a realizar “observaciones adicionales” a sus colegas así como también a “apoyar este esfuerzo”.
El cardenal señaló varias opciones en las que los obispos podrían apoyar al recién formado ordinariato, además de ayudar al proceso de revisión de los posibles candidatos al sacerdocio, y ofreciendo “espacios de culto a la pequeña comunidad que formará parte del nuevo ordinariato”.
“La mayoría de ellos no tienen propiedades como una iglesia o salas de reunión”, explicó el cardenal. “Nuestra hospitalidad en en la prestación de lugares de culto será un signo de generosidad de nuestra parte, y estoy seguro que será bien recibido”.
El cardenal Wuerl sugirió también que los obispos podrían asignar a sacerdotes como enlace con los miembros del ordinariato, y “servirles como mentores para asistirles con las cuestiones que puedan surgir en el proceso de formación”.
Con respecto a los laicos, el cardenal dijo que los obispos podrían asistir en su integración en la Iglesia Católica mediante el apoyo a los esfuerzos del ordinariato para proveer el “proceso catequético para aquellos fieles laicos que entran en el ordinariato para profesar la fe como católicos”.
El primer ordinariato fue establecido en enero para Inglaterra y Gales, y se llamó Ordinariato Personal de Nuestra Señora de Walsingham. Se están considerando otros ordinariatos en Australia y Canadá.

DELEGACIÓN ORTODOXA EN EL VATICANO

El 29 de junio estará presente en la celebración eucarística en la basílica vaticana.
ROMA, miércoles 22 de junio de 2011 (
ZENIT.org).- También este año el patriarca de Constantinopla, Bartolomé I enviará el 29 de junio una delegación a Roma, en ocasión de la fiesta de los santos Pedro y Paolo.
La iniciativa se ubica en el habitual intercambio de delegaciones por las respectivas fiestas de los santos patronos.
De hecho la Santa Sede envía siempre una delegación a Estambul el 30 de noviembre para la celebración de San Andrés.
La delegación ortodoxa será compuesta por su eminencia Emanuel, Metropolita de Francia y director de la oficina de la Iglesia ortodoxa en la Unión Europea; por el obispo de Sinope, Athenagoras, auxilliar del metropolita de Bélgica y por el archimandrita Maximos Pothos, vicario general de la metropolía de Suiza.
El 28 de junio, informa una nota oficial, la delegación será recibida por Benedicto XVI, mientas el 29 de junio estará presente en la celebración eucarística que el Papa presidirá en la basílica vaticana.
La delegación se encontrará con exponentes del Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos.
El intercambio de delegaciones entre Roma y Constantinopla tuvo inicio en 1969, con la visita a Constantinopla del cardenal Johannes Willebrands, presidente del entonces Secretariado para la Unidad de los Cristianos, con ocasión de la fiesta de San Andrés.
Se establecerá en Estados Unidos un ordinariato para los anglicanos
El cardenal Wuerl informa de que podría comenzar en otoño
SEATTLE, miércoles 22 de junio de 2011 (
ZENIT.org).- Un ordinariato personal para los anglicanos que desean entrar en total comunión con la Iglesia Católica será establecido seguramente en los Estados Unidos este otoño, dijo el cardenal Donald Wuerl, arzobispo de Washington, D.C.
El cardenal Wuerl, delegado de la Congregación para la Doctrina de la Fe para la implementación de la Anglicanorum Coetibus en los Estados Unidos, presentó una actualización de la implementación de un ordinariato en la Asamblea General de Primavera de la Conferencia Episcopal de los Estados Unidos, que se celebró la semana pasada en Seattle.
La constitución apostólica de 2009 de Benedicto XVI ofreció una manera para que grupos de anglicanos pudieran entrar en la Iglesia Católica a través del establecimiento de ordinariatos personales, una nueva estructura canónica. El cardenal reveló que unos 100 sacerdotes y 2.000 laicos habían pedido la entrada en la Iglesia a través de esta nueva estructura, por este motivo concluyó diciendo que “parece viable establecer un ordinariato en los Estados Unidos en este momento”.

martes, 21 de junio de 2011

PROMOVER LA UNIDAD

Promover la unidad, importante responsabilidad del obispo, dice el Papa
Al recibir a un grupo de prelados de la India de visita “ad limina”
CIUDAD DEL VATICANO, viernes 17 de junio de 2011 (
ZENIT.org).- Benedicto XVI explicó las responsabilidades de los obispos, destacando entre ellas la de promover la unidad, al recibir este viernes en el Vaticano al cuarto grupo de obispos de la Conferencia Episcopal de la India con motivo de su visita ad limina.
“Promover este carisma de unidad, que es un testimonio poderoso de la unicidad de Dios y un signo de que la Iglesia es una, católica y apostólica, es una de las responsabilidades más importantes del obispo”, afirmó.
Sobre la vocación de los obispos, el Papa indicó: “Estáis llamados a enseñar, santificar y gobernar las Iglesias locales. Hacéis esto a través de la enseñanza del Evangelio, la celebración de los Sacramentos, y vuestra supervisión de la santidad y la acción pastoral efectiva del clero”.
“A través de ellos, sois más capaces de llegar de forma más eficiente a los religiosos y a los laicos a vuestro cuidado”, explicó.
Y añadió: “También estáis llamados a gobernar con caridad a través de una vigilancia prudente con vuestras capacidades legislativas, ejecutivas y judiciales”.
En esta “delicada y exigente función”, dijo, “el obispo, como pastor y padre, debe unir y moldear a su rebaño en una familia, donde todos, conscientes de sus deberes, quieran vivir y actuar como si fueran uno en la caridad”.
El Papa recordó a los prelados su vocación “a fortalecer a las personas que Dios ha elegido para sí, para servirlas y construirlas como un templo unificado, digna morada para el Espíritu Santo, sean jóvenes o viejos, hombres o mujeres, ricos o pobres”.
“Os animo a seguir en el servicio de unidad y, dirigiendo a vuestro pueblo con el ejemplo, para conducir a la gente a la que lideráis a una profunda comunión, fraternidad y paz”, dijo el Obispo de Roma a los obispos indios.
Relación con los sacerdotes
Benedicto XVI se refirió a la relación “particularmente importante” entre los obispos y los sacerdotes como a “una de las maneras en la que la comunión de la Iglesia se manifiesta claramente”.
“Juntos en vuestras diócesis, formáis un cuerpo sacerdotal y una familia, de la que sois el padre”, explicó.
“Por tanto -dijo a los obispos- debéis ser apoyo para vuestros sacerdotes, vuestros colaboradores cercanos, estando atentos a sus necesidades y aspiraciones, siendo solícitos con su bienestar espiritual, intelectual y material”.
Al mismo tiempo, reconoció que los sacerdotes “como hijos y colaboradores, están llamados a respetar vuestra autoridad, trabajando con alegría humildad y dedicación completa para el bien de la Iglesia, pero siempre bajo vuestra dirección”.
La base para superar las tensiones que puedan surgir, reveló el Papa a los obispos, se encuentra en “los lazos de amor fraternal y de preocupación mutua que debéis fomentar entre vuestros sacerdotes”.
“Por otra parte el testimonio del amor recíproco y de servicio entre vosotros y vuestros sacerdotes -sin tener en cuenta la casta o etnia sino centrados en el amor de Dios, la difusión del Evangelio y la santificación de la Iglesia- es necesario para la gente a la que servís”, añadió.
Relación con los religiosos
El Pontífice también habló a los prelados sobre su relación con los religiosos y les pidió: “A través de una cooperación cercana con los superiores religiosos, continuad supervisando que los miembros de los institutos religiosos de vuestras diócesis vivan sus particulares carismas en plenitud y en armonía con los sacerdotes y fieles laicos”.
“Además de garantizar que reciban una sólida base humana, espiritual y teológica, aseguraos de que reciban una formación completa que les ayude a madurar en todos los aspectos de su vida consagrada”, les indicó.
Benedicto XVI expresó especialmente el aprecio de la Iglesia por las muchas mujeres religiosas de la Iglesia en la India.
“Dan un gran testimonio de su santidad, vitalidad y esperanza -dijo de ellas-. Ofrecen innumerables oraciones y realizan infinidad de buenas obras, que a menudo no se ven, pero que son de gran valor para la edificación del Reino de Dios”.
El Papa pidió a los obispos que las animen en su vocación y que inviten a las jóvenes a “considerar este tipo de vida que se realiza en el amor de Dios y en el servicio a los demás”.

UNIDAD CULTURAL DE LOS CATÓLICOS

La unidad cultural de los católicos
Por monseñor Giampaolo Crepaldi*
ROMA, viernes 17 de junio de 2011 (ZENIT.org).-¿Existe de hecho una unidad cultural de los católicos? ¿Puede existir de derecho? ¿Debería existir? La Iglesia no es una realidad desencarnada, tiene su propia cultura en cuanto a que el cristianismo produce cultura. La fe cristiana ha demostrado siempre que actúa frente a las culturas para purificarlas, produciendo una nueva cultura. Quien entra en la Iglesia, escribió Joseph Ratzinger, debe saber que entra en una realidad con una cultura profundamente estratificada. Esto no significa que la fe cristiana esté cerrada en una cultura particular y que la consagra definitivamente. El cristianismo introduce en las culturas una verdad trascendente que invita a las mismas culturas a verificar su propia verdad y así, en el diálogo, alcanzar una mayor libertad, porque cuando la verdad se dona a sí misma todas las culturas están llamadas a salir de sí mismas y a liberarse, caminando en el sendero de la verdad. Existen por tanto diversas culturas políticas de los católicos, diversamente articuladas, que acentúan más un aspecto u otro d ella vida social y que son una riqueza y una prueba de la fecundidad de la fe. También aquí, sin embargo, es necesario poner atención al hecho de que la fe cristiana , mientras suscita diversas culturas políticas, establece los límites sin los cuales no pueden llamarse culturas cristianas y mucho menos, humanas.
El cristianismo no puede estar sin cultura, no puede no hacerse cultura, pero no toda cultura es conforme al cristianismo. Es lo mismo que se dice de la filosofía. La fe cristiana produce filosofía en cuanto a que lleva consigo las verdades que presuponen también las verdades racionales. La fe cristiana no puede estar sin filosofía y de hecho, la teología no puede hacer menos. También cuando parece que hace menos, inconscientemente utiliza alguna. No todas las filosofías son igualmente utilizables por la teología cristiana. Si en la sociedad los cristianos renuncian a producir cultura, o la producen de forma ambigua, es lógico que los católicos en política encuentren mayores dificultades en conseguir una unidad posible.
Todo lo que hemos dicho pone en una relación especial la acción de los católicos en política, la cultura que los católicos saben hacer en la sociedad civil y la vida de la comunidad eclesial. Si entre estos tres elementos no se construye ninguna continuidad, es como decir que se piensa que la comunidad eclesial no pueda o no deba hacer cultura, si se considera que los católicos no deben estar presentes en la sociedad singularmente y de forma organizada para animarla también culturalmente, terminará con que los católicos en la política se dejarán a sí mismos. Se tenga en cuenta que no deben ser las instituciones las primeras que hagan cultura política, sino la comunidad civil: no deben estar, antes que nadie, los partidos, sino las personas y sus agregados. Es verdad que la acción de gobierno o las leyes del parlamento crean cultura en cuanto a que inciden sobre los modos de pensar y de comportarse frente a los problemas, pero también es verdad que las elecciones culturales originarias deben provenir de familias espirituales de las que está hecha la sociedad y de las que las instituciones están al servicio.
No debería haber una “cultura de Estado”, aunque el Estado no puede nutrirse de una cultura que, sin embargo, no la produce directamente – para no caer en formas más o menos larvarias de Estado ético, o sea de un Estado que pretende imponer su verdad absoluta y de plasmar la mente y el corazón de los ciudadanos -, sino que nace de la comunidad y de su historia. El católico comprometido con la política debe ser consciente de expresar una cultura, pero necesita ser alimentado por detrás. Así no perderá la relación con la sociedad civil, con los católicos activos en la sociedad civil y con la comunidad eclesial en su totalidad. Ciertamente con sus propias elecciones se compromete sólo a sí mismo, pero para seguir siendo él mismo debe mantener vivo un vínculo con otro que lo precede. Este compromiso, naturalmente, vale sea para el hombre político católico como para la comunidad eclesial: comenzando por la comunidad eclesial. En otras palabras: la posible unidad de los católicos en política comienza mucho antes que la política.

domingo, 19 de junio de 2011

CATÓLICOS Y PENTECOSTALES

Avanza el diálogo entre católicos y pentecostales

Empieza en Roma su sexta ronda, un proceso comenzado en 1972

CIUDAD DEL VATICANO, viernes 17 de junio de 2011 (
ZENIT.org).- La fe en el Espíritu Santo y sus dones permite avanzar en la mutua comprensión entre católicos y pentecostales, según ha confirmado un comunicado emitido en una reunión de representantes de ambas confesiones cristianas.
El encuentro, celebrado en Roma del 10 al 16 de junio, ha dado inicio a la sexta ronda de conversaciones que continuará en los próximos cinco años sobre el tema “Carismas en la Iglesia: su significado espiritual, discernimiento, e implicaciones pastorales”.
Las iglesias pentecostales originales, llamadas también clásicas, son agrupaciones evangélicas que tienen como objetivo proclamar el Evangelio de Jesucristo por todas las naciones realizando milagros, curaciones y manifestaciones otorgadas por el Espíritu Santo, como el don de lenguas.
A pesar de la gran diversidad de las comunidades pentecostales, en conjunto, son las que tienen mayor crecimiento en el mundo, con aproximadamente 600 millones de adherentes y constituyen más del 80% de las comunidades protestantes.
A diferencia de las nuevas realidades pentecostales, las comunidades clásicas pentecostales han comenzado a interesarse por la manera en que la Iglesia católica vive la relación con el Espíritu Santo. El diálogo institucional entre los pentecostales originales y la Iglesia católica comenzó oficialmente tras el Concilio Vaticano II, en 1972.
El diálogo, aclara una nota enviada por el Consejo Pontificio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos a ZENIT “no busca establecer la unidad estructural”.
“Su objetivo consiste en promover el mutuo respeto y entendimiento en materias de fe y vida --añade la nota--. Un genuino y franco intercambio sobre posiciones y costumbres de las perspectivas tradiciones ha caracterizado y guiado las conversaciones, que incluyen momentos diarios de oración en común”.
Por parte católica, ha presidido este encuentro monseñor Michael Burbidge, obispo de Raleigh, quien ha revelado que “nuestro trabajo y conversaciones de esta semana han llevado a católicos y pentecostales a un entendimiento más profundo y a apreciar elementos de terreno común que compartimos sobre los carismas del Espíritu Santo”.
“En la medida en que avanzaremos en este diálogo en los años futuros, renovaremos nuestro compromiso para discutir con respeto los desafíos que tenemos ante nosotros, buscando y rezando por la unidad como hermanos y hermanas en Cristo”, aclara.
El presidente de la representación pentecostal ha sido el reverendo Cecil M. Robeck, profesor de la Historia de la Iglesia y Ecumenismo en el seminario teológico Fuller de las Asambleas de Dios, en Pasadena, Estados Unidos, quien considera: “el ecumenismo ha pasado del nivel del miedo y de la animosidad al del respeto y apertura entre muchos grupos pentecostales. Esta ronda, centrada en dones o carismas del Espíritu Santo, debería constituir un avance para señalar las áreas de terreno común en la vida y el ministerio”.
Los temas de la agenda para esta sexta fase son: discernimiento (2012), sanación (2013) y profecía (2014). Se espera concluir un informe final para el año 2015.
Los participantes rindieron culto juntos en el domingo de Pentecostés en la Santa Misa presidida por Benedicto XVI en la basílica de San Pedro.
Durante la audiencia general del 15 de junio de 2011, el papa dio la bienvenida a los miembros del Diálogo Internacional Católico-Pentecostal y les garantizó su oración por el avance en las mutuas relaciones.

domingo, 12 de junio de 2011

SOBRE LA CRISTIANOFIBIA

La Iglesia ortodoxa rusa publica un documento sobre la cristianofobia
Apuesta por dialogar, condenar la violencia y defender eficazmente a los cristianos
SAN PETERSBURGO, miércoles 8 de junio de 2011 (
ZENIT.org).– La discriminación religiosa sólo podrá vencerse a través de la ampliación de un diálogo que implique a los Estados, las organizaciones internacionales, las distintas confesiones y los representantes de la sociedad civil.
El sínodo de la Iglesia ortodoxa rusa lo indica en un reciente documento que trata con “una profunda inquietud” el aumento de los episodios de cristianofobia en el mundo, informa L'Osservatore Romano.
Para el patriarca de Moscú, la cristianofobia “se manifiesta sobre todo cuando las diferencias religiosas se utilizan con fines políticos, principalmente por grupos extremistas cuyos objetivos son incompatibles con el bien de la sociedad en su conjunto”.
Este tipo de manifestaciones “merece una condena explícita de todas las fuerzas regulares de la sociedad, incluidos representantes de instituciones públicas y responsables religiosos”.
De ahí el llamamiento de la Iglesia ortodoxa rusa -dirigido a la comunidad internacional, a los responsables religiosos y a todas las autoridades públicas- a “elaborar mecanismos integrales y eficaces de defensa de los cristianos y de las comunidades cristianas que sufren persecuciones o restricciones en su existencia y en sus actividades religiosas”.
En este documento adoptado en San Petersburgo, el sínodo del patriarcado de Moscú recuerda los recientes acontecimientos que tuvieron lugar en la ciudad egipcia de Giza, donde “se quemaron iglesias cristianas y murieron fieles de la Iglesia copta durante los desórdenes de la multitud”.
El documento los considera manifestaciones de cristianofobia que “ya no pueden interpretarse como incidentes ocasionales: en ciertas regiones del mundo se trata de una costumbre”.
“Actos de vandalismo vinculados al extremismo religioso, restricciones a la libertad de culto y de creación de las propias instituciones de enseñanza, sentencias judiciales especialmente duras (hasta llegar a la pena de muerte por blasfemia): la Iglesia ortodoxa rusa enumera las discriminaciones que, en algunos países, hacen de los cristianos “ciudadanos de segunda categoría””, destaca el diario vaticano.
También observa, en los países donde la mayoría está compuesta por personas de confesión cristiana, “un laicismo rígido, incluso agresivo, que tiende a expulsar a los cristianos de la esfera pública, mientras que las declaraciones y los actos dictados por la fe cristiana, en primer lugar los que se refieren a la evaluación moral de los acontecimientos, suscitan una reacción negativa”.
El patriarcado de Moscú asegura no tener ninguna intención de inmiscuirse en los asuntos internos de los países: “el cristianismo enseña a sus fieles a obedecer la ley y a respetar los gobiernos legales”, afirma el documento.
Pero añade que los Estados, responsables de sus ciudadanos “tienen la obligación de respetar la dignidad y los derechos de todos y, en consecuencia, de garantizar la libertad de religión y la seguridad de las comunidades religiosas”.
Nadie puede ser discriminado por su fe, recuerda la Iglesia ortodoxa, y su condena se extiende también a las formas de antisemitismo y de islamofobia.
[Por Marine Soreau]