lunes, 31 de enero de 2011

Benedicto XVI Felicita el Año Nuevo

Benedicto XVI felicita por el Año Nuevo en el Lejano Oriente
El acontecimiento provoca la mayor migración humana del planeta
CIUDAD DEL VATICANO, domingo, 30 de enero de 2011 (
ZENIT.org).- Benedicto XVI felicitó este domingo a los pueblos, que se preparan para celebrar el Año Nuevo Lunar, manifestando en particular su aprecio a esas poblaciones, entre las cuales la más numerosa es la china.
Al encontrarse este domingo a mediodía con varios miles de peregrinos recordó que "en los próximos días, en varios países del Lejano Oriente, se celebra, con alegría, especialmente en la intimidad de las familias, el año nuevo lunar".
Por eso, añadió: "A todos esos grandes pueblos les deseo de corazón serenidad y prosperidad".
El Año Nuevo Lunar, conocido también en China como la Fiesta de la Primavera, es la festividad tradicional más importante del calendario chino, celebrada también en otros países del este de Oceanía.
Durante este periodo se produce la mayor migración humana del planeta, el "movimiento de primavera", con millones de personas que viajan a sus lugares de origen para celebrar las fiestas con sus familias. El próximo año comienza el 3 de febrero de 2011.

domingo, 30 de enero de 2011

SEMANA ECUMÉNICA EN JERUSALÉN

Semana ecuménica en Jerusalén: un fuerte deseo de unidad
“El deseo de unidad se respira con fuerza”, subraya la Custodia
JERUSALÉN, viernes 28 de enero de 2011 (
ZENIT.org) – Con casi una semana de retraso respecto al resto del mundo, se abrió, el pasado sábado 22 de enero, en Jerusalén, la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos, con una celebración del oficio ortodoxo de Apodeipnon, las “completas” de los greco-ortodoxos, en el Calvario.
La Custodia de Tierra Santa recuerda en esta ocasión, en su sitio web, que el tema de la Semana ha sido preparado este año por la Iglesia madre de Jerusalén, subrayando la particularidad de las Iglesias de Jerusalén que “ofrecen hoy una buena visión de lo que significa luchar por la unidad entre los cristianos en medio de tantos problemas”.
El deseo de unidad “se respiró con fuerza” entre los greco-melquitas católicos, comenta la Custodia señalando la presencia, el pasado martes, de muchos fieles de los diferentes ritos en el interior de la Iglesia de la Anunciación.
La oración, de tradición bizantina y en su mayor parte en lengua árabe, fue presidida por el patriarca vicario melquita, Youssef Jules Zerey, en presencia de los representantes de las demás Iglesias, y fue un momento “precioso para confraternizar e intercambiar unas palabras”.
Durante toda la semana se han llevado a cabo servicios ecuménicos acogidos por las Iglesias armenia ortodoxa, luterana, católica latina, siro-ortodoxa, etíope ortodoxa y anglicana.
La oración organizada por los franciscanos de la Custodia, representantes del rito católico latino, tuvo lugar el miércoles en la iglesia parroquial de San Salvador, y el jueves en el Cenáculo, lugar que se abre de forma excepcional para la liturgia tres veces al año.
Este año, la Semana de la Unidad de los Cristianos en Jerusalén vivirá un momento particular: mañana 29 de enero, a las 17,00 h., la Iglesia ortodoxa etíope de Jerusalén acogerá la V oración extraordinaria de todas las Iglesias por la reconciliación, la unidad y la paz.
La iniciativa, lanzada en colaboración con Catholica Unio (obra de la Santa Sede para apoyar el diálogo entre las Iglesias de Oriente y de Occidente), es “vista cada vez más como un momento fuerte de oración, en y por Jerusalén”, subraya el Franciscan Media Center (FMC), en un video difundido por la agencia multimedia H2Onews.
La oración, que será presidida por Abba Matthias, arzobispo de la Iglesia ortodoxa etíope de Jerusalén, será difundida por varios canales cristianos de televisión.
El FMC recuerda que este gran momento coincide esta vez con la “Jornada internacional de oración por la paz en Tierra Santa”, lanzada por la Comisión “Justicia y Paz” de la Santa Sede y alentado por Benedicto XVI, a la que se adherirán más de 2.000 ciudades y grupos de oración de todo el mundo.
Por Isabelle Cousturié

EL CARDENAL TAURAN

Cardenal Tauran: “El diálogo con los musulmanes debe continuar”
“Es falso que Benedicto XVI no quiera al islam”, afirma el prelado
CIUDAD DEL VATICANO, viernes 28 de enero de 2011 (
ZENIT.org).- La Iglesia católica sigue apostando por el diálogo con los musulmanes, a pesar de los últimos episodios de violencia contra los cristianos.
Por ello, la Santa Sede mantiene los encuentros fijados con representantes islámicos, entre ellos el previsto el próximo mes de febrero con miembros de la Universidad Al-Azhar de El Cairo (Egipto), a pesar del anuncio de ésta, el pasado 20 de enero, de “congelar” el diálogo.
Así lo afirma el cardenal Jean-Louis Tauran, presidente del Consejo Pontificio para el Diálogo Interreligioso, en una entrevista publicada hoy en el diario vaticano L'Osservatore Romano, al tiempo que llama a sus interlocutores egipcios a “leer atentamente” las palabras del Papa Benedicto XVI, para “disipar malentendidos”.
“Deseamos comprender bién cuáles son los motivos que han podido empujar al Consejo de la Academia de Investigaciones Islámicas de Al Azhar, el pasado 20 de enero, a 'congelar' el diálogo con nosotros”, afirma el purpurado.
El cardenal Tauran reitera que “una lectura atenta” de las palabras del Papa Benedicto XVI, tanto del Mensaje para la Jornada de la Paz como del discurso al Cuerpo Diplomático “puede ayudar a disipar los malentendidos”.
“De ambos textos se entiende bien que el Papa se remite a los valores universales y que, al hablar del respeto efectivo de los derechos y libertades de la persona humana, no comete ingerencia alguna en cuestiones que no son de su competencia”, subraya.
“No hay nada más falso” que decir que este Papa no quiere al islam, reitera el cardenal Tauran, recordando la visita del Pontífice a las mezquitas de Estambul y de Jerusalén, y las intervenciones que tuvo en ellas.
Especialmente, quiso recordar las palabras pronunciadas por el Papa ante el Gran Mufti, durante su visita a la Cúpula de la Roca en Jerusalén: “Es de suma importancia que quienes adoran al Dios único puedan demostrar estar arraigados al mismo tiempo en la familia humana y de estar en relación fundamentalmente unos con otros como criaturas del Dios único”.
También aludió a la reunión, el pasado mes de noviembre en Roma, con los firmantes de la famosa Carta de las 138 personalidades musulmanas a los líderes religiosos cristianos.
“Nunca he encontrado en las palabras de Benedicto XVI el más mínimo desprecio por el islam”, subrayó.
“Recordemos que quienes dialogan no las religiones, sino los creyentes”, añadió el purpurado. “Las religiones no son violentas, si acaso sus seguidores”.
Sentarse a hablar
Por otro lado, afirma, “si queremos progresar en el diálogo, se debe ante todo encontrar tiempo para sentarse a hablar de persona a persona, no a través de los periódicos”.
“Espero que quienes lean los discursos del Papa Benedicto XVI, sea ayudado a comprender que las comunidades de creyentes son llamadas a convertirse en escuelas de oración y de fraternidad”, añade, subrayando en esto “el papel de la escuela y de la Universidad”.
Por último, añade, el dicasterio que él preside “seguirá acogiendo con amistad a quien quiera entrar en conversación con la Iglesia católica, y decimos a nuestros amigos que apreciamos cuanto han hecho y hacen con valor y constancia para mantener las antiguas costumbres de buena vecindad con los seguidores de otras religiones”.
“Por tanto, por el momento, todas nuestras reuniones previstas siguen en pie, incluido el de febrero con nuestros interlocutores de El Cairo. Más que nunca nos incumbe a los creyentes el deber de hacer redescubrir a nuestros contemporáneos que existe un Amor más grande que ellos, y que este amor no puede sino empujarnos a llevar a todos, en nuestras manos desarmadas, la luz de una amistad que nada podrá desalentar”.
El Papa, contento por el diálogo con las Antiguas Iglesias Orientales
Recibe en audiencia a los miembros de la Comisión Mixta Internacional
CIUDAD DEL VATICANO, viernes, 28 de enero de 2011 (
ZENIT.org).- Benedicto XVI expresó su satisfacción por los resultados conseguidos por la Comisión Mixta internacional para el Dialogo Teológico entre la Iglesia Católica y las Antiguas Iglesias Orientales.
Lo hizo recibiendo en audiencia en la Sala del Consistorio del Palacio Apostólico Vaticano a los participantes de la reunión de la Comisión, y a quienes dio la bienvenida con “gran alegría”, diciendo que “estaba agradecido” por la obra realizada por el organismo, comenzada en enero de 2003 en una iniciativa compartida por las autoridades eclesiales de la familia de las Antiguas Iglesias Orientales y por el Consejo Pontificio para la Unidad de los Cristianos.
El resultado de la primera fase de diálogo, comprendida entre los años 2003 a 2009, fue el texto conjunto titulado “Naturaleza, Constitución y misión de la Iglesia”. El documento evidencia “aspectos de principios eclesiológicos fundamentales que compartimos y se identificaron cuestiones que requerían una reflexión más profunda en posteriores fases del diálogo”.
“Sólo podemos estar agradecidos porque después de casi quince siglos de separación todavía encontramos cosas en común sobre la naturaleza sacramental de la Iglesia, sobre la sucesión apostólica en el servicio sacerdotal y sobre la necesidad apremiante de dar testimonio del Evangelio de nuestro Señor y Salvador Jesucristo en el mundo”, ha reconocido el Papa.
“En la segunda fase, la Comisión reflexionó desde una perspectiva histórica sobre las maneras en que las Iglesias manifestaron su comunión a lo largo de los siglos”.
Durante el encuentro de esta semana se está “profundizando en el estudio de la comunión y la comunicación existente entre las Iglesias hasta la mitad del siglo quinto de la era cristiana, así como el papel desempeñado por el monasticismo en la vida de la Iglesia primitiva”.
“Tenemos que confiar en que vuestras reflexiones teológicas conducirán a nuestras Iglesias no sólo a un entendimiento recíproco más profundo, sino que también a continuar con resolución nuestro viaje hacia la total comunión, a la que estamos llamados por la voluntad de Cristo”, dijo el Papa a los presentes.
Benedicto XVI ha subrayado que muchos de los participantes vienen “de lugares donde los cristianos afrontan de forma individual o en comunidad, retos y dificultades que son la causa de nuestra profunda preocupación”.
“Todos los cristianos necesitamos trabajar juntos en aceptación y confianza mutuas con el fin de servir a la causa de la paz y de la justicia”, señaló el Santo Padre.
El Papa concluyó su discurso esperando que “la intercesión y el ejemplo de los muchos mártires y santos, que han dado un valiente testimonio de Cristo en todas nuestras Iglesias”, ” sostengan” y “den fuerzas” a los participantes de la reunión de la Comisión y a sus comunidades cristianas, invocando sobre todos los presentes “con sentimientos de un afecto fraternal” ,“la gracia y la paz de Nuestro Señor Jesucristo”.

jueves, 27 de enero de 2011

LA CRUZ DE LAMBETH PARA KASPER

Los anglicanos honran al cardenal Kasper con la Cruz de Lambeth
El prelado afirma que Europa necesita una nueva guía espiritual
LONDRES, miércoles 26 de enero de 2011 (
ZENIT.org).- El ex presidente del Consejo Pontificio para la Unidad de los Cristianos fue homenajeado por el arzobispo anglicano de Canterbury con una cena y con la concesión de la Cruz de Lambeth.
El arzobispo anglicano Rowan Williams fue el anfitrión de la cena en honor al cardenal Walter Kasper el pasado jueves, con el apoyo del club Nikean, asociación ecuménica de la Iglesia de Inglaterra.
Durante la noche el cardenal fue galardonado con la Cruz de Lambeth, que se concede a los líderes religiosos que han ofrecido un servicio excepcional a la causa de la unidad de los cristianos, y en particular en la comunión con los anglicanos.
En un discurso realizado esa noche, el cardenal Kasper expresó “mi profunda gratitud y mi alta estima” para el arzobispo y sus colaboradores, “que siempre fueron muy serviciales con los oficiales del Consejo Pontificio”.
El prelado señaló concretamente que durante la visita que Benedicto XVI realizó a Reino Unido el pasado septiembre, el Papa “fue bien recibido por Su Majestad la Reina, por el arzobispo de Canterbury, por el gobierno y especialmente por la gente, fueran anglicanos o católicos”.
“Sabemos que la unidad de la Iglesia no es un fin en sí misma”, dijo, “sino que ayuda a cumplir la misión de la Iglesia que consiste en difundir el Evangelio y sus valores en un mundo que lo necesita mucho, a fin de lograr más justicia, libertad y paz”.
“De un modo particular”, añadió el cardenal, “nuestro viejo continente europeo con su gran herencia cultural pero también una confusa desorientación espiritual, necesita una nueva guía espiritual y una nueva evangelización”.
“Sólo juntos podemos hacerlo y deberíamos intentar hacerlo lo más unidos que podamos”, dijo.
También el cardenal Kasper afirmó, “es nuestra responsabilidad común cumplir la última voluntad de Nuestro Señor “Que todos seáis uno, para que el mundo crea”.
Aseguró a sus oyentes que “el Santo Padre, mi sucesor en el Consejo Pontificio y la Iglesia católica romana en su conjunto tienen la voluntad y la decisión más que nunca de continuar este camino de diálogo sincero que comenzamos tras el Concilio Vaticano II, hace casi cincuenta años”.
Retos
El prelado reconoció algunos de los problemas a los que se enfrenta este diálogo, el primero de todos en la definición de “¿qué significa ser la única Iglesia de Cristo entre las muchas iglesias?”
Añadió, “¿Qué significa darse cuenta de que esta catolicidad, en sí misma no confesional, abarca todo el significado original?”
Sabemos que ésto toca el problema de la primacía”, observó el cardenal, “lo que para ambos no es una cosa sencilla, porque esto, además de las cuestiones teológicas que surgen, está profundamente arraigado en la conciencia de este país y en su historia y también en nuestras convicciones católicas”.
El cardenal Kasper destacó un segundo reto: “¿Cómo acercarnos con nuestro mensaje a esta mentalidad moderna o postmoderna en nuestra sociedad occidental secularizada y plural?”
“Aquí aparecen problemas éticos y pastorales y nuestra fidelidad al mensaje del Evangelio es desafiada”, afirmó, reconociendo el esfuerzo por definir “fidelidad más allá del fundamentalismo y liberalismo”
Estas “no son preguntas fáciles”, afirmó el prelado, “pero por el bien de nuestra gente no nos podemos permitir ceder”.
Añadió, “ es nuestro deber hacerlo lo mejor posible con el fin de encontrar respuestas comunes, esta es nuestra intención en el nuevo comienzo de la tercera fase de las conversaciones de nuestra Comisión Internacional Anglicana-Católica”
El cardenal expresó su esperanza debida a “el crecimiento y aumento de la cooperación ecuménica y espiritual entre los grupos y comunidades de diferentes iglesias en las oraciones cotidianas y en las reuniones donde juntos leen la Biblia, intercambiando experiencias espirituales y rezando juntos”.
“El ecumenismo no está muerto”, afirmó, “está vivo y está entrando en una nueva y esperanzadora fase de su historia”.
[Traducción del inglés por Carmen Álvarez]
ora fase de su historia".

miércoles, 26 de enero de 2011

ECUMENISMO DIÁLOGO Y ORACIÓN COMÚN

Benedicto XVI: el ecumenismo requiere diálogo y oración común
Recibió en audiencia a una delegación de la Iglesia Evangélica Luterana alemana
CIUDAD DEL VATICANO, lunes 24 de enero de 2011 (ZENIT.org).- El Papa Benedicto XVI subrayó hoy que los dos pilares del ecumenismo son “el diálogo y la oración común”, al recibir hoy a una delegación de la Iglesia Evangélica Luterana alemana.
Esta delegación se encuentra en Roma para la conclusión de la Semana de Oración para la Unidad de los Cristianos que se celebra cada año del 18 al 25 de enero, el Pontífice afirmó que de este modo los representantes alemanes demuestran “todo nuestro anhelo de unidad pueda cosechar frutos sólo enraizándose en la oración común”.
“A pesar de las diferencias teológicas que continúan existiendo sobre cuestiones en parte fundamentales – subrayó –, ha crecido un “juntos” entre nosotros que se convierte cada vez más en la base de una comunión vivida en la fe y en la espiritualidad entre luteranos y católicos”.
“Todo lo ya conseguido refuerza nuestra fe en proseguir el diálogo, porque sólo así podemos permanecer juntos a lo largo de este camino que en definitiva es Jesucristo mismo.”.
El compromiso de la Iglesia católica por el ecumenismo, explicó el Pontífice, “no es una mera estrategia de comunicación en un mundo que cambia, sino que es un esfuerzo fundamental de la Iglesia a partir de la propia misión”.
“Aunque surgen siempre nuevas dificultades, miramos con esperanza al futuro”, afirmó, confiando en que “bajo la guía del Espíritu Santo, el diálogo ecuménico, como instrumento importante en la vida de la Iglesia, sirva para superar este conflicto”.
“Ésto sucederá, en primer lugar, a través del diálogo teológico, que debe contribuir a un entendimiento en las cuestiones planteadas, que son un obstáculo a lo largo del camino que lleva a la unidad visible” y “la celebración común de la Eucaristía como sacramento de la unidad entre los cristianos”.
“Hoy el diálogo ecuménico no puede estar separado de la realidad y de la vida en la fe en nuestras iglesias sin reportarles un daño”, prosiguió Benedicto XVI, recordando que en 2017 se celebrarán los 500 años de la publicación de las 95 tesis de Wittenberg por parte de Martin Lutero.
“En esa ocasión católicos y luteranos tendrán la oportunidad de celebrar en todo el mundo una conmemoración ecuménica común, de luchar a nivel mundial por las cuestiones fundamentales, no bajo una forma de celebración triunfalista, sino como una profesión común de nuestra fe en el Dios uno y trino, en la obediencia común a Nuestro Señor y a su Palabra”, explicó.
“Debemos darle un lugar importante a la oración en común y a la oración interior dirigidas ambas a nuestro Señor Jesucristo para el perdón de los errores recíprocos y por la culpa relativa a las divisiones. De esta purificación de la conciencia forma parte el intercambio recíproco de la valoración de los 1500 años previos a la Reforma y que por tanto son comunes a nosotros”.
Por esto, subrayó la importancia de “implorar, juntos, de un modo constante, la ayuda de Dios y la asistencia del Espíritu Santo, con el fin de dar más pasos hacia la ansiada unidad y no quedarnos parados en los resultados ya obtenidos”.

BALANCE DE 50 AÑOS DE ECUMENISMO

Balance de cincuenta años de ecumenismoPor el obispo Brian Farrell, L.C.CIUDAD DEL VATICANO, martes, 25 enero 2011 (ZENIT.org).- Al final de laSemana de Oración por la Unidad de los Cristianos, el obispo Brian Farrell,L.C., secretario del Consejo Pontificio para la Promoción de la Unidad delos Cristianos, hace en esta entrevista publicada en "L'Osservatore Romano"un balance del estado actual del ecumenismo.--El Consejo Pontificio ha celebrado recientemente el quincuagésimoaniversario de fundación. ¿Se mantiene en la Iglesia católica el espírituque animó su nacimiento con el Papa Juan XXIII?--Monseñor Farrell: Efectivamente, el 17 de noviembre pasado conmemoramoscon un solemne acto público el quincuagésimo aniversario de la creación del"Secretariado para la Promoción de la Unidad de los Cristianos", que JuanXXIII quiso intensamente e instituyó junto a las otras comisionesencargadas de preparar el Concilio Vaticano II. Convencido que todo eltrabajo del Concilio debería estar impregnado del deseo delrestablecimiento de la unidad, quiso, como claro signo de tal deseo, lapresencia de observadores de otras iglesias y comunidades eclesiales en elmismo Concilio. Me parece casi un milagro de la Providencia el hecho quemás de dos mil obispos llegados a Roma para dar inicio al Concilio, en1962, muchos de los cuales formados en una teología de la "exclusión",según la cual ortodoxos y protestantes --cismáticos y heréticos, en laterminología usada entonces-- estaban simplemente fuera de la Iglesia, tresaños después produjeron el decreto Unitatis redintegratio, que reconoce unareal, aunque incompleta, comunión eclesial entre todos los bautizados yentre las iglesias y comunidades eclesiales. Esta renovada perspectiva, enperfecta armonía con la antigua eclesiología de los Padres, tuvo enormesconsecuencias por el nuevo modo en que los católicos se relacionaron conlos demás cristianos y con sus comunidades, y por la irrevocable adhesiónde la Iglesia católica al movimiento ecuménico. Juan XXIII habló de un"paso adelante", un ver la tradición de siempre con una nueva visión,abriendo así caminos nuevos para la Iglesia hacia esa unidad visible que lees propia. Esta transformación se ha debido en gran parte, además de a lagracia del Espíritu Santo, naturalmente, al intenso trabajo del primerpresidente del "Secretariado para la promoción de la unidad", el cardenalAgustín Bea, y a sus colaboradores.--¿Cuánto ha quedado del trabajo de los primeros años del ConsejoPontificio?--Monseñor Farrell: Ha quedado todo, por cuanto toca a la enseñanza delConcilio sobre principios que gobiernan la búsqueda de la unidad. Loscincuenta años que han pasado desde entonces testimonian cuán fecunda hasido esa enseñanza en la vida concreta de la Iglesia y para el mundocristiano en su totalidad. En el acto conmemorativo antes mencionado,además del importante mensaje del Papa Benedicto XVI llevado por elsecretario de Estado, el cardenal Bertone, tres grandes figuras del mundoecuménico --el cardenal Walter Kasper, presidente emérito de nuestroPontificio Consejo; el arzobispo de Canterbury, Rowan Williams; y elmetropolita Ioannes de Pérgamo, eximio teólogo del patriarcado ecuménico--subrayaron que es fundamental y urgente para el desarrollo histórico actualel que los cristianos puedan hablar y trabajar juntos, no sólo en defensade la libertad, y de la libertad religiosa en primer lugar, sino paraafrontar con esperanza de éxito los enormes retos que afronta la humanidad.--Pero algunos hoy se confiesan su decepción ante los resultados trastanto esfuerzo...--Monseñor Farrell: Quien piensa así no tiene en cuenta la realidad. ElPapa Juan Pablo II, en su magnífica encíclica Ut unum sint, escribió queprobablemente el fruto más precioso del ecumenismo es la "fraternidadredescubierta" entre los cristianos. A las jóvenes generaciones les cuestacomprender todo lo que han mejorado las cosas. En el pasado los cristianosdivididos se evitaban, no se hablaban; las iglesias tenían actitudes derecíproco conflicto y rivalidad, incluso de acciones verdaderamenteescandalosas, que minaban la misma misión evangelizadora. Se can todavía,aquí y allá, signos de este tipo, pero está cada vez más consolidado quetal modo de actuar no es aceptable: no es de Dios. Si consideramos "eldiálogo de la vida", es decir, el vasto mundo de los contactos, decolaboración, de solidaridad entre cristianos, no hay lugar a ladesilusión. Si pensamos en el "diálogo de la verdad", es decir, en labúsqueda de la superación de los elementos teológicos de divergencia,también aquí se ha logrado muchísimo, incluso la resolución de antiguascontroversias cristológicas, y ha sido sustancialmente superado incluso elaspecto más profundo de la divergencia entre católicos y reformados sobrela justificación, es decir, sobre cómo actúa en nosotros la salvación. Hayque tener en cuenta que en las cuestiones doctrinales será siemprenecesario actuar cauta y lentamente, porque debemos estar seguros deavanzar en la fidelidad al depósito de la fe, de llegar a un acuerdo sobrela base de la verdadera Tradición.--Sin embargo, ¿en el diálogo teológico han aparecido nuevas dificultadescon los ortodoxos?--Monseñor Farrell: Estamos examinando el punto crucial de nuestrasdiferencias sobre la estructura y el modo de ser y de operar de la Iglesia:la cuestión del papel del obispo de Roma en la comunión de la Iglesia en elprimer milenio, cuando la Iglesia en occidente y en oriente estaba aúnunida. Después de profundos estudios y discusiones, los miembro de laComisión Teológica se han dado cuenta de la enorme diferencia que se daentre la experiencia histórica vivida, asimilada y narrada en la culturaoccidental y la experiencia histórica percibida en la visión oriental delas cosas. Todo evento histórico está abierto a diversas interpretaciones.La discusión no ha desembocado en una real convergencia. Pero es tambiénverdad que, para encontrar un consenso, lo que cuenta desde el comienzo esdesvelar los principios doctrinales y teológicos que estaban en acto enaquellos eventos y que son decisivos para permanecer fieles a la voluntadde Cristo para su Iglesia. Así se ha decidido preparar un nuevo documentode base en clave teológica. Estoy convencido que es el camino adecuado. Portanto, cuando se habla de nuevas dificultades, no se trata de dificultadesinsuperables, sino de una verdadera oportunidad. Está claro que ladiscusión no será ni fácil ni breve. Me parece, sin embargo, que se estáextendiendo la convicción de que la unidad es posible; las circunstanciasdel mundo de hoy mueven a las iglesias en esta dirección. A mi parecer esurgente que la teología católica elabore una visión más concreta, un modelode lo que nos espera en el momento de la plena comunión visible. De estemodo los hermanos ortodoxos podrán tener confianza, superando los miedosatávicos provocados por la presunción de superioridad típica de occidente.Tendremos seguramente que reafirmar cuanto ha dicho el Concilio sobre laigual dignidad de todos los ritos, del respeto debido a las instituciones,tradiciones y disciplinas de las iglesias de oriente y tantas otras cosas.--¿Y con los protestantes?--Monseñor Farrell: En 2009 el cardenal Kasper publicó un importanteestudio, titulado "Harvesting the Fruits" (Cosechando los frutos), queexamina en profundidad más de cuarenta años de diálogo ecuménico entre elConsejo Pontificio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos y lasprincipales comunidades eclesiales mundiales. Quedan divergenciassignificativas y tal vez aparecen nuevas; pero es sorprendente descubrircómo las controversias del siglo XVI son percibidas ahora desde una nuevaluz que amortigua la insistencia sobre las posiciones tomadas; entendemosasí que somos menos distantes en muchos puntos esenciales. Es verdad, lasprincipales dificultades residen en la diversa concepción de lo que es lamisma Iglesia querida por Cristo. La pregunta no es abstracta: "¿qué es laIglesia?", sino también concreta: "¿dónde está la Iglesia y dónde serealiza su plenitud?". Sobre esto hay mucho que hacer todavía.--Este es el trabajo de los expertos, ¡pero el ecumenismo deberíainvolucrar a todos!--Monseñor Farrell: Ciertamente. Los diálogos continuarán porque son elcamino maestro de la obediencia a la voluntad del Señor por la unidad desus discípulos en la verdad. Pero tienen sentido y serán fructuosos sólo siestán sostenidos por todo el cuerpo viviente de la Iglesia. Son lasiglesias, las comunidades de los creyentes, las que deberán converger en launidad. Hoy debemos regresar a los orígenes del movimiento ecuménico ydescubrir "el ecumenismo espiritual". La oración, la conversión delcorazón, el ayuno y la penitencia, la purificación de la memoria, lapurificación del modo de hablar de los demás: esta sensibilidad espiritual,presente al inicio del movimiento ecuménico, es el centro del ecumenismo yes un deber de todos. El ecumenismo espiritual no es monopolio de losexpertos; todos los cristianos pueden ser protagonistas de este movimiento.Un aspecto particular que se encuentra en la base de todo ha sido subrayadoen el Sínodo de los obispos sobre la Palabra de Dios, retomado en laexhortación apostólica Verbum Domini de Benedicto XVI: escuchar, orar yreflexionar unidos sobre la Escritura "un camino que se ha de recorrer paraalcanzar la unidad de la fe, como respuesta a la escucha de la Palabra".Por la Escritura nos hemos dividido, en torno a la Escritura debemosreencontrarnos. ¡Hagamos entonces de la Sagrada Escritura el corazón delecumenismo! En ese documento el Santo Padre ha recordado también laimportancia ecuménica de la traducción de la Biblia. Lejos de todacerrazón, el Santo Padre nos impulsa a avanzar en el camino de la búsquedade la unidad.--¿Qué espera de esta semana de oración por la unidad?--Monseñor Farrell: La semana de oración por la unidad de los cristianosque estamos celebrando este año está inspirada en la frase de los Hechos delos Apóstoles que describe la primera comunidad de Jerusalén: estaban"unidos en la enseñanza de los apóstoles, en la comunión, en el partir elpan y en la oración". Así nos ponemos de frente a lo que significa serIglesia como comunión, en la verdad, en el amor, en los hechos. Los textospara esto año fueron preparados en Jerusalén; los cristianos de la "CiudadSanta" nos exhortan a todos nosotros a descubrir los valores que tuvieronunidos a los primeros discípulos y nos invitan a un renovado empeño a favorde un ecumenismo genuino fundado sobre el modelo de vida de la primeracomunidad cristiana. Sobre la base de su experiencia en Tierra Santa, enOriente Medio, los cristianos de Jerusalén nos dicen que la unidad por lacual rezamos es condición necesaria para conseguir la justicia, la paz y laprosperidad de todos los pueblos. Espero que esta semana nos haga entenderseriamente, también a nosotros católicos, que la búsqueda de la unidad nopuede ser dejada para el momento en el cual todos los problemas religiososy pastorales quedarán resueltos: ella es condición esencial para superartodos los demás problemas. El Señor ha dicho algo maravilloso y tremendo almismo tiempo: que seamos una misma cosa "para que el mundo crea". LaIglesia existe para evangelizar, pero no podrá ofrecer el Evangelio demanera convincente mientras los cristianos persistan en sus divisiones. Labúsqueda de la unidad no es un lujo; es un deber perentorio de la fe.

DIÁLOGO ECUMÉNICO SEGÚN EL OBISPO DE ALMERÍA

España: El diálogo ecuménico, realidad viva, según el obispo de Almería
El prelado fue durante diez años consultor del dicasterio para la Unidad de los Cristianos
ALMERÍA, lunes, 24 enero 2011 (
ZENIT.org).- El obispo de Almería Adolfo González Montes, presidente de la Comisión de Relaciones Inteconfesionales de la Conferencia Episcopal Española, dirigió este sábado 22 de enero una carta a los diocesanos explicando en qué punto están las relaciones de la Iglesia católica con otras Iglesias cristianas, titulada “El pulso del diálogo ecuménico”.
Monseñor González Montes cursó estudios doctorales en Teología en la Universidad de Tubinga, Alemania, especializándose en Teología protestante. Doctor en Teología por la Universidad Pontificia de Salamanca, hizo estudios de doctorado en Filosofía en la Universidad Complutense de Madrid.
Experto en teología e historia del ecumenismo, fue director del Centro de Estudios Orientales y Ecuménicos Juan XXIII de la Universidad Pontificia de Salamanca, y director de la revista Diálogo Ecuménico. Dio un gran impulso a la Bibliotheca Oecumenica Salmanticensis. Fue nombrado por Juan Pablo II consultor del Pontificio Consejo para la Unidad. Miembro de la Societas Oecumenica Europea y, de 1994 a 1997, miembro del comité organizador de la II Asamblea Ecuménica Europea de Iglesias de Graz, Austria, de 1997.
Recordando que nos encontramos en el Octavario de oración por la unidad de los cristianos, monseñor González Montes toma el pulso al diálogo entre las confesiones cristianas. Señala que este balance “ayuda a no perder la fe en el ecumenismo cristiano como instrumento precioso que el Espíritu Santo alienta y sostiene en nuestro camino hacia la plena comunión entre las Iglesias cristianas”.
“En la marcha hacia la unidad visible de la Iglesia –subraya--, las dificultades, ciertamente, no son pocas, pero se avanza y los logros son muchos”.
El pasado 5 de junio, recuerda, cumplía 50 años el Pontificio Consejo para la Unidad de los Cristianos, creado por Juan XXIII como Secretariado. El octavario de oración por la unidad, señala, “propicia la reflexión y el examen del camino recorrido por el ecumenismo”.
“¿Se avanza en la reconstrucción de la unidad visible de la Iglesia?”, se pregunta el obispo. Y responde recordando que Benedicto XVI decía el 18 de noviembre de 2010, en la plenaria del dicasterio, que “su creación constituyó una piedra miliar, porque el compromiso ecuménico es central para la Iglesia, y contra todo pesimismo afirmaba que el camino recorrido es mucho”.
Monseñor González Montes pasa revista al ecumenismo teológico. “Llaman la atención los logros del diálogo católico-ortodoxo, a pesar de las dificultades que surgieron con la reunificación de Europa, que devolvió a la libertad a los católicos orientales reprimidos por el totalitarismo político”, explica.
Superada la crisis con la que acabó la primera etapa de diálogo, la Comisión internacional afrontó en 2006 la cuestión de las consecuencias eclesiológicas y canónicas de la naturaleza sacramental de la Iglesia. El documento de Rávena, aprobado en 2007, en la décima plenaria de la comisión, permitiría tratar en Pafos en 2009, la cuestión del Obispo de Roma en la comunión de la Iglesia en el primer milenio.
“La regularidad de las visitas recíprocas de las delegaciones de Constantinopla por la fiesta de san Pedro y san Pablo, y de Roma por la fiesta de san Andrés, testimonia el buen clima y los avances, lentos pero reales, en el diálogo”, subraya monseñor González Montes.
En cuanto al diálogo anglicano-católico, la creación del Ordinariato católico, en sus primeros pasos, el obispo almeriense señala que el temor a que se convirtiera “en piedra de tropiezo para el diálogo se ha disipado, si bien no dejan de inquietar a la Comunión anglicana los efectos que puedan resultar de la marcha de obispos, sacerdotes y fieles”.
“Lo importante –subraya- es que el diálogo sigue su programa tras cuarenta años que han protagonizado la Comisión teológica internacional en sus tres ediciones (ARCIC) y la Comisión para la Unidad y la Misión (IARCUM)”.
Con la firma de la “Declaración conjunta sobre la doctrina de la Justificación”, Augsburgo 1999, el diálogo católico-luterano “echó los fundamentos para una aproximación conjunta al lugar de la Iglesia en la obra de la redención”, declara.
El logro más reciente de la Comisión católico-luterana, subraya, ha sido el documento “La apostolicidad de la Iglesia”, 2007, que examina el ministerio ordenado como garantía de la apostolicidad de la Iglesia.
“La Iglesia se ha convertido también en el principal tema del diálogo católico con otras grandes comuniones, porque la concepción teológica de la Iglesia constituyó el objeto del debate histórico de los reformadores con el catolicismo. La Iglesia ha sido objeto de amplia reflexión en las comisiones de diálogo de reformados y metodistas con la Iglesia católica”, explica el prelado.
Alude también al Grupo mixto de trabajo de la Iglesia Católica y Consejo Ecuménico de las Iglesias, cuya Octava Relación, 2005, acota seis años del diálogo y la colaboración, con atención a los medios de estudio conjunto y colaboración.
En este aspecto, “destacan los resultados de la reflexión sobre las implicaciones eclesiológicas y ecuménicas del bautismo común, la naturaleza del diálogo ecuménico, los consejos nacionales y regionales de Iglesias, algunas cuestiones relativas a la antropología teológica y los matrimonios mixtos, el diálogo interreligioso y la diaconía de la Iglesia y su servicio aportación al desarrollo”, señala monseñor González Montes.
“Como se puede ver –concluye--, el ecumenismo entre la Iglesia Católica y las Iglesias cristianas es una realidad viva y el secreto de su éxito es la oración. Primero la de Cristo, que no puede dejar de tener la respuesta del Padre; y con él ora la Iglesia y, en ella, oramos nosotros: “Concédenos, Padre, la conciencia de que Cristo tu Hijo es la causa de nuestra vida común. Amén”.

IMPERATIVO MORAL

La unidad de los cristianos, “imperativo moral”; según el Papa
Benedicto XVI invita a no ceder a la resignación ni al pesimismo
ROMA, martes, 25 enero 2011 (
ZENIT.org).- La unidad de los cristianos es un "imperativo moral" por el que hay que comprometerse sin ceder al pesimismo, recordó Benedicto XVI este martes al concluir en la tarde de este martes la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos.
Como en años anteriores, el pontífice presidió --en presencia de representantes de las diferentes confesiones cristianas-- las vísperas de la solemnidad e la Conversión de san Pablo, en la basílica que custodia los restos de ese apóstol fuera de los antiguos muros de Roma.
En su homilía, subrayó la necesidad de "reconocer que, en el curso de las últimas décadas, el movimiento ecuménico, surgido por el impulso de la gracia del Espíritu Santo, ha dado significativos pasos adelante, que han hecho posible alcanzar convergencias alentadoras y consensos sobre diversos puntos, desarrollando entre las Iglesias y las comunidades eclesiales relaciones de estima y respeto recíprocos, como también de colaboración concreta frente a los desafíos del mundo contemporáneo".
Ahora bien, reconoció, "estamos aún lejos de esa unidad por la que Cristo rezó, y que encontramos reflejada en el retrato de la primera comunidad de Jerusalén".
En esta Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos, los textos para los encuentros de oración que han seguido los cristianos han sido escritos precisamente por representantes cristianos de la Ciudad Santa (
Materiales para de la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos 2011).
"La unidad a la que Cristo, mediante su Espíritu, llama a la Iglesia, no se lleva a cabo sólo a nivel de las estructuras organizativas, sino que se configura, en un nivel mucho más profundo, como unidad expresada en la confesión de una sola fe, en la celebración común del culto divino y en la concordia fraterna de la familia de Dios", aclaró el Santo Padre.
La búsqueda del restablecimiento de la unidad entre los cristianos divididos, subrayó el Papa, "no puede reducirse por tanto a un reconocimiento de las diferencias recíprocas y a la consecución de una convivencia pacífica: lo que anhelamos es esa unidad por la que Cristo mismo rezó y que por su naturaleza de manifiesta en la comunión de la fe, de los sacramentos, del ministerio".
"El camino hacia esta unidad debe ser advertido como imperativo moral, respuesta a una llamada precisa del Señor", subrayó.
Por esto, aseguró, "es necesario vencer la tentación de la resignación y del pesimismo, que es falta de confianza en el poder del Espíritu Santo".
"Nuestro deber es proseguir con pasión el camino hacia esta meta con un diálogo serio y riguroso para profundizar en el común patrimonio teológico, litúrgico y espiritual; con el conocimiento recíproco; con la formación ecuménica de las nuevas generaciones y, sobre todo, con la conversión del corazón y con la oración" concluyó el Papa.

LACONVERSIÓN CAMIO DE UNIDAD

La conversión es el camino a la unidad de los cristianos, afirma el Papa
Invita a todos los cristianos a apoyar a las comunidades de Oriente Medio
CIUDAD DEL VATICANO, domingo 23 de enero de 2011 (ZENIT.org).- El Papa Benedicto XVI insistió hoy, durante la meditación introductoria al rezo dominical del Ángelus, que el camino hacia la unidad plena de los cristianos para necesariamente por la conversión de todos.
“El serio deber de conversión a Cristo es el camino que conduce a la Iglesia, con los tiempos que Dios dispone, a la plena unidad visible”, dijo el Papa, desde la ventana de su estudio, a los fieles presentes en la Plaza de San Pedro.
Citando la segunda lectura de la liturgia de este domingo, a propósito de las divisiones existentes en la comunidad cristiana de Corinto, el Pontífice quiso recordar, con el Apóstol Pablo, que “toda división en la Iglesia es una ofensa a Cristo”.
Al mismo tiempo, añadió, “es siempre en Él, única Cabeza y Señor, donde podemos volver a encontrarnos unidos, por la fuerza inagotable de su gracia”.
“Sólo de esta forma, permaneciendo firmemente unida a Cristo, la Iglesia puede llevar a cabo eficazmente su misión, a pesar de todos los límites y las faltas de sus miembros, a pesar de las divisiones”, explicó el Papa.
Para poder cumplir su misión de ser “en el mundo signo e instrumento de unión íntima con Dios y de unidad entre los hombres”, añadió, los cristianos deben fundar su vida en cuatro “ejes”: “la vida fundada en la fe de los Apóstoles transmitida en la viva Tradición de la Iglesia, la comunión fraterna, la Eucaristía y la oración”.
“El serio deber de conversión a Cristo es el camino que conduce a la Iglesia, con los tiempos que Dios dispone, a la plena unidad visible”, afirmó.
Desde Jerusalén
El Papa aludió al tema elegido para la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos de este año, sobre la comunión existente en la primera comunidad de Jerusalén, afirmando que es “muy significativo que este tema haya sido propuesto por las Iglesias y comunidades cristianas de Jerusalén, reunidas en espíritu ecuménico”.
“Sabemos cuántas pruebas deben afrontar los hermanos y hermanas de Tierra Santa y de Oriente Medio. Su servicio es por tanto aún más precioso, valorado por un testimonio que, en ciertos casos, ha llegado hasta el sacrificio de la vida”, afirmó.
El sufrimiento de estos cristianos hoy, añadió el Papa, debe ser además un motivo más de unión entre los cristianos, alrededor suyo.
“Mientras acogemos con alegría las inspiraciones para la reflexión ofrecidas por las comunidades que viven en Jerusalén, nos estrechamos en torno a ellas, y esto se convierte para todos en un factor ulterior de comunión”, dijo el Papa.

EL ORGINARIO DE LOS ANGLICANOS

Padre Lombardi: el Ordinariato para los anglicanos: “un gesto profético”
El editorial del portavoz vaticano para “Octava Dies”
ROMA, domingo 23 de enero de 2011 (ZENIT.org).- El Ordinariato para los anglicanos que desean entrar en la Iglesia católica es “un gesto profético” en el camino de la unidad. Así lo afirmó el padre Federico Lombardi, SI, director de la Sala Stampa vaticana, en el último editorial para Octava Dies, el semanario informativo del Centro Televisivo Vaticano.
El 15 de enero, en Londres, en la catedral de Westminster, fueron ordenados sacerdotes tres ex obispos anglicanos – Keith Newton, Andrew Burnham y John Broadhurst –, que en los meses pasados habían presentado sus dimisiones de la Iglesia de Inglaterra para entrar en la comunión de la Iglesia católica.
Para esa ocasión, Benedicto XVI envió sus propias bendiciones a los tres ex obispos anglicanos, que han entrado así a formar parte del nuevo Ordinariato personal de Nuestra Señora de Walsingham, que será dirigido por el padre Keith Newton.
“Ha tenido lugar así – comenta el portavoz vaticano – el paso decisivo para la erección del primer 'Ordinariato' previsto por un documento de Benedicto XVI de noviembre de 2009 – Anglicanorum coetibus – para los pastores y los fieles anglicanos que desean entrar en la Iglesia católica, no individualmente sino en grupos”.
“Encontrándose con los obispos ingleses al término de su viaje – recuerda el jesuita –, Benedicto XVI habló de ello como de un gesto profético que puede contribuir positivamente al desarrollo de las relaciones entre anglicanos y católicos, que nos ayuda a dirigir la mirada al objetivo último de toda actividad ecuménica”, la “plena comunión eclesial”.
“Con ocasión de su nombramiento, el primer ordinario – uno de los tres nuevos ordenados – dio las gracias al Papa por su confianza, a su mujer y su familia por su apoyo, a la Iglesia de Inglaterra por todo lo que le ha dado, y al primado anglicano, Rowan Williams, por la paciencia y gentileza demostrada hacia él en el largo y difícil camino del paso a la comunión católica”.
“En una larga entrevista, muy espontánea – sigue explicando el padre Lombardi –, recuerda cómo el deseo de la union había marcado toda su vida cristiana, recuerda su profunda experiencia de la universalidad de la Iglesia con ocasión de una audiencia general en la Plaza de San Pedro, y habla de su alegría de abuelo al haber podido bautizar a su primer nieto durante su primera Misa como sacerdote católico”.
“No ha sido un signo de división, por tanto, sino un pequeño puente en el largo camino hacia la unidad. Nos parece que hay algo verdaderamente nuevo y bello”.
“Auguramos – concluye – que el nuevo Ordinariato inglés y los demás que le seguirán puedan nacer y crecer en este espíritu. El Beato cardenal Newman, patrón del Ordinariato, acompaña e inspira”.

miércoles, 19 de enero de 2011

IGLESIA LUTERANA DE FINLANDIA

Discurso del Papa a una delegación de la Iglesia luterana de Finlandia
Peregrinación ecuménica anual a Roma para la fiesta de san Enrique
CIUDAD DEL VATICANO, martes 18 de enero de 2011 (ZENIT.org).- Ofrecemos a continuación el discurso que el Papa Benedicto XVI pronunció el pasado sábado 15 de enero, al recibir en audiencia a una delegación ecuménica de la Iglesia Luterana de Finlandia con ocasión de su peregrinación anual a Roma para celebrar la Fiesta de san Enrique de Uppsala, patrón del país.

¡Excelencias!
¡Queridos amigos de Finlandia!
Con gran alegría os doy mi bienvenida en ocasión de vuestra peregrinación ecuménica anual a Roma para celebrar la fiesta de san Enrique, el patrón de vuestra amada tierra. Cada año, en este periodo, vuestro tradicional peregrinaje atestigua las relaciones sinceras, amigables y colaboradoras que se han instaurado entre luteranos y católicos y, en general entre todos los cristianos de vuestro país.
Si bien no hemos alcanzado todavía el objetivo del movimiento ecuménico o la plena unidad de la fe, en el diálogo se han madurado muchos elementos de acuerdo y de acercamiento, que nos refuerzan en nuestro deseo general de cumplir la voluntad de nuestro Señor Jesucristo “Que todos sean uno” (Jn 17,21). Un resultado digno de atención, recientemente logrado, ha sido el informe final sobre la cuestión de la justificación en la vida de la Iglesia. Este informe ha sido redactado por el grupo de diálogo católico-luterano nórdico en Finlandia y en Suecia, cuyos miembros han realizado encuentros durante el año pasado.
En la teología y en la fe todo está unido y por tanto una mayor y profunda comprensión común nos ayudará también a comprender mejor, juntos, la naturaleza de la Iglesia y, como se ha mencionado, el ministerio episcopal, de manera que se pueda encontrar la unidad de la Iglesia de forma concreta y así ser capaces de exponer la fe a los hombres de hoy que se interrogan, y hacerla más comprensible, para que vean que Él es la respuesta, que Cristo es el Redentor de todos nosotros. Por lo tanto se mantiene viva nuestra esperanza de que, bajo la guía del Espíritu Santo, muchas diligentes y competentes personas que trabajan en el ámbito ecuménico, puedan aportar su contribución a la consecución de esta gran tarea ecuménica siempre guiados por el Espíritu Santo.
Dicho ésto, se sobreentiende que la eficacia de nuestros esfuerzos no puede venir sólo del estudio y del debate sino que depende sobre todo de nuestra oración constante, de nuestra vida conforme a la voluntad de Dios, porque el ecumenismo no es obra nuestras sino fruto de la acción de Dios.
Al mismo tiempo, somos todos conscientes del hecho de que, en los últimos años, el camino ecuménico se ha vuelto, desde algunos puntos de vista, más difícil y ciertamente más exigente. Serán planteadas cuestiones con respecto al método y los logros ecuménicos de los últimos años, además de la incertidumbre del futuro, a los problemas de nuestro tiempo con la fe en general.
Desde esta perspectiva, vuestra peregrinación anual a Roma por la festividad de san Enrique es considerada un evento importante, un signo y reforzamiento de nuestros esfuerzos ecuménicos, y de nuestra certeza de que debemos caminar juntos y de que Cristo es el camino para la humanidad. Vuestra peregrinación nos ayuda a volver la vista atrás con alegría para ver lo que se ha conseguido hasta ahora y para mirar al futuro con el deseo de asumir un empeño lleno de responsabilidad y de fe. En ocasión de vuestra visita deseamos todos fortificar nuestra creencia de que el Espíritu Santo, que nos despierta, nos acompaña y ha hecho fructífero el movimiento ecuménico, continúe así también en el futuro.
Espero con firmeza que vuestra visita a Roma fortalezca la futura colaboración entre luteranos y católicos, entre todos los cristianos de Finlandia. En vista de la inminente semana de oración por la unidad de los cristianos, queremos rezar para que el espíritu de la verdad nos conduzca a un amor y a una fraternidad más grandes todavía. Dios os dé sus abundantes bendiciones en este nuevo año apenas comenzado.

COMUNIÓN FRATERNAL

La conferencia Comunión fraternal , de Jan Hutchinson, pastor de la parroquia anglicana de San Jorge (Madrid); el texto Comunicación en la enseñanza de los apóstoles , del obispo de Córdoba, Demetrio Fernández, y la concelebración eucarística por la unidad de los cristianos (el próximo día 23) son algunos de los grandes momentos de la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos de la diócesis, que desde ayer desarrolla el Centro Bíblico y Ecuménico de Córdoba en la parroquia de la Inmaculada (Ciudad Jardín).
Este ciclo, aunque se viene realizando desde 1968, ha cobrado especial relevancia los últimos años con hitos como el reciente encuentro en Córdoba entre la Iglesia Católica y el Consejo Mundial de Iglesias. De hecho, la presencia del anglicano Hutchinson tiene una especial relevancia en estos momentos tras la reincorporación a la Iglesia Católica de una parte significativa del clero y los creyentes anglicanos, que no aceptan innovaciones efectuadas en el seno de la Iglesia de Inglaterra (por ejemplo, la ordenación de mujeres).
La Semana de Oración, que hasta su término, el día 24, invitará a los fieles a rezar por la unidad de los cristianos a diario, fue abierta ayer por el propio González Muñana, delegado diocesano de Ecumenismo y para el Diálogo Interreligioso, con el documento Comunión en la fracción del pan y en la oración , en el que se analiza "hasta dónde podemos orar juntos los cristianos". Según el sacerdote, "mientras que no hay límite en la oración privada", en la oración litúrgica hay que hacer matices y distinguir entre el rezo "no sacramental" (en donde es aceptable "e incluso aconsejable" la unión de cristianos de distintas creencias), de la oración en actos sacramentales, "sobre todo la eucaristía, un sacramento que ya presupone una unidad completa, ya cerrada", explica González.

sábado, 15 de enero de 2011

EL PAPA POR LA UNIDAD

Semana de oración por la unidad de los cristianos: El Papa en San Pablo
Con meditaciones de cristianos de Tierra Santa


ROMA, viernes 14 de enero de 2011 (
ZENIT.org).- Benedicto XVI clausurará la semana anual de oración por la unidad de los cristianos el 25 de enero, como es tradición, en la fiesta de la conversión de san Pablo, presidiendo las vísperas ecuménicas en San Pablo Extramuros de Roma a las 17,30 horas.
La semana de oración por la unidad, que se celebrará del martes 18 al martes 25 de enero de 2011, propone este año meditar sobre la primera comunidad cristiana de Jerusalén tal como es presentada en los Hechos de los Apóstoles.
Los textos para los ocho días se encuentran en la web del Consejo Pontificio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos.
Las
meditaciones se encuentran en la página titulada El ecumenismo espiritual en el ámbito internacional. También diversas conferencias episcopales han publicado libritos con los textos.
La redacción de las meditaciones propuestas ha sido confiada este año a cristianos de Tierra Santa, con el tema Unidos en la enseñanza de los apóstoles, la comunión fraterna, la fracción del pan y la oración (cf. Hch 2,42).
El material ha sido preparado para su difusión internacional por una comisión mixta nombrada por el Consejo Pontificio para la promoción de la unidad de los cristianos y la Comisión Fe y Constitución del Consejo Mundial de Iglesias, en base a una propuesta de un grupo ecuménico de Jerusalén.
Las Comisiones ecuménicas de las conferencias episcopales y de los Sínodos de las Iglesias católicas de rito oriental han sido invitadas a adaptar el texto de acuerdo a la situación ecuménica local y a las distintas tradiciones litúrgicas presentes en el territorio.
Los textos ponen el acento, día tras día, en la valentía del testimonio, el Pentecostés y la unidad de las diversas culturas, la Palabra de Dios, el compartir, la fracción del pan, la oración y el Padrenuestro, la resurrección y la esperanza y la reconciliación.
El consejo pontificio para la unidad de los cristianos insiste en el hecho de que la semana de oración es una invitación a vivir este deseo de unidad del mismo Cristo cada día del año.
El año pasado, el 25 de enero, en la Basílica de San Pablo Extramuros, el Papa destacó que el compromiso por la unidad de los cristianos es una llamada a todos los bautizados.
Anunciando el próximo encuentro de las religiones por la paz en Asís, para octubre de 2011, con motivo de los 25 años del encuentro promovido por Juan Pablo II el 27 de octubre de 1986, Benedicto XVI invitó recientemente a los responsables de las demás confesiones cristianas a participar en él y pidió a los fieles que oraran por esta intención.
Durante el rezo del Ángelus del 1 de enero de 2011, el Papa declaró que “las grandes religiones pueden constituir un factor importante de unidad y de paz para la familia humana”.
“Por eso -continuó-, el próximo octubre, iré en peregrinación a la ciudad de san Francisco, invitando a unirse en este camino a nuestros hermanos cristianos de distintas confesiones, a los representantes de las tradiciones religiosas del mundo y, de manera ideal, a todos los hombres de buena voluntad”.
Quiso “hacer memoria de este gesto histórico” deseado por su predecesor y “renovar solemnemente el compromiso de los creyentes de toda religión a vivir su fe religiosa como un servicio a la causa de la paz”.
Para enero de 2011, Benedicto XVI ha escogido como intención de oración misionera justamente la unidad de los cristianos, que, desde su elección en 2005, ya anunció que sería una prioridad de su pontificado.
El Papa pide a los católicos que recen “para que los cristianos puedan llegar a la plena unidad, dando testimonio a todo el género humano de la paternidad universal de Dios”.

LOS CRISTIANOS CON LA PAZ

Cardenal Koch a los coptos: Los cristianos deben buscar juntos la paz
El presidente del dicasterio por la unidad de los cristianos con las víctimas de Alejandría
ROMA, viernes 14 de enero de 2011 (
ZENIT.org).- “Todos los cristianos deben estar unidos frente a la opresión y deben buscar juntos la paz que sólo Jesús puede dar”: éste es el mensaje del cardenal Koch con motivo de la celebración de la Navidad de la comunidad copta de Roma.
El presidente del Consejo Pontificio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos ha dirigido un mensaje al obispo de la Iglesia copto ortodoxa en Italia, monseñor Barnaba El Soryany, con motivo de la Navidad de los cristianos de Oriente, celebrada la noche del 6 al 7 de enero (fecha del calendario juliano) por la comunidad copta de Roma.
El mensaje fue leído en nombre del cardenal Koch por su representante, el padre Gabriel Quick, responsable para las Iglesias orientales en ese mismo dicasterio.
Recordando la masacre del 31 de diciembre, el cardenal Koch expresa su “profundo dolor” por la “trágica noticia del atentado que causó numerosos muertos y heridos entre los cristianos coptos cuando un coche bomba explotó ante la iglesia de Todos los Santos de Alejandría, después de la misa de medianoche para la celebración del Año Nuevo”.
“En este momento de dolor, estoy unido por la oración a vosotros y a la comunidad cristiana copta -añade el purpurado-. Juntos compartimos este dolor, juntos rezamos por la curación, por la paz y por la justicia”.
El cardenal Koch recuerda el mensaje de Benedicto XVI, indicando que “el Consejo Pontificio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos hace suyas las palabras pronunciadas por el Papa Benedicto XVI cuando se enteró de la noticia del atentado.
En aquel momento, el Pontífice dijo: “Rezo por las víctimas y sus familias y aliento a las comunidades eclesiales a perseverar en la fe y en el testimonio de no violencia que nos viene del Evangelio”.

viernes, 14 de enero de 2011

COMUNIÓN FRATERNA Y ESCUCHA CONSTANTE

La primera Iglesia de Jerusalén nace y crece de esta manera: Se mantenían constantes en la enseñanza de los apóstoles, en la comunión, en la fracción del pan y en las oraciones (Hechos 2,42-47). Una enseñanza consistente en dar testimonio de la vida, la enseñanza, la muerte y la resurrección del Señor Jesús, aquello que san Pablo llama “el Evangelio”, la Palabra de Dios que nos reúne y nos une. Pero hay que destacar que no era solamente la enseñanza de los apóstoles aquello que unía a la Iglesia primitiva, sino su asiduidad a esta enseñanza.El octavario de plegaria en favor de la unidad de los cristianos nos hace tener presente, una vez más, que el concilio Vaticano II definió la promoción de esta unidad como uno de sus principales objetivos (cf. Unitatis redintegratio, 1) y como un impulso del Espíritu Santo; que el Papa Juan Pau II declaraba que la búsqueda ecuménica es un camino irreversible (cf. Ut unum sint, 3); y que Benedicto XVI inició su pontificado asumiendo como compromiso primario trabajar a fondo con el fin de restablecer la unidad plena y visible de todos los seguidores de Jesucristo, bien consciente de que, para eso, no bastan las manifestaciones de buenos sentimientos: se precisan gestos concretos que entren en los corazones y muevan las conciencias impulsando nuestra conversión interior, que es el presupuesto de todo progreso en el camino del ecumenismo (cf. Homilía, 20/04/2005).El ecumenismo no es una elección opcional, sino un deber sagrado. Sabemos que se va caminando con intercambios y diálogos teológicos, pero sólo será fecundo si tiene el apoyo de lo que llamamos el ecumenismo de la oración, de la conversión del corazón y de la santificación personal. Este ecumenismo espiritual es el alma del movimiento ecuménico (cf. Unitatis redintegratio, 8; Ut unum sint, 21-27) y a nosotros nos toca promoverlo. Sin una verdadera espiritualidad de comunión, que deja espacio al otro sin renunciar a la propia identidad, todas nuestras iniciativas y esfuerzos pueden convertirse en un activismo vacío.Como os he dicho en otra ocasión (Cf. “Entre todos y para el bien de todos”, 02/10/2009), Han pasado más de 40 años de la clausura del Concilio Vaticano II y 15 de nuestro Concilio Provincial Tarraconense y todavía la espiritualidad dominante, en muchos, sigue siendo demasiado individualista, de pequeño grupo o privada (“mía”), aunque también hay un punto de luz que tenemos que valorar: aumenta la aceptación del Evangelio y la Biblia como referencia fundamental común y la experiencia del diálogo como base comunitaria.Si queremos vivir la Espiritualidad de comunión, tenemos que esforzarnos a “sentir al hermano como alguien que nos pertenece; de ver ante todo aquello que hay de positivo en el otro, para acogerlo como un don para mí”; de “saber dar espacio al hermano” (cf. Joan Pau II, NMI 43). Únicamente con esta espiritualidad podremos contribuir a integrar la diversidad.Recibid el saludo de vuestro hermano obispo,+Joan PirisObispo de Lleida

EL PAPA Y EL RABINO


El Papa se encontró ayer con el rabino Shlomo RiskinPresidente de un centro de diálogo entre judíos y cristianos

CIUDAD DEL VATICANO, jueves 13 de enero de 2011 (
ZENIT.org).- Entre las personas que ayer saludaron al Papa Benedicto XVI, al término de la Audiencia General celebrada en el Aula Pablo VI, se encontraba el rabino Shlomo Riskin, presidente del Center for Jewish-Christian Understanding and Cooperation (CJCUC).
El CJCUC es una iniciativa de diálogo interreligioso puesta en marcha por este rabino, miembro del Gran Rabinato de Israel, y que tiene como objetivo ayudar al diálogo teológico y de fe con los cristianos que viven en el país.
Riskin, según un comunicado del CJCUC al que ha tenido acceso ZENIT, habló unos momentos con el Papa sobre el trabajo que lleva a cabo este Centro.
“Estamos llevando adelante la llamada de Su Santidad de permanecer en solidaridad con nuestros hermanos y hermanas cristianos en Israel y de abogar por ellos”, explicó el rabino al Papa. “Estamos buscando formas de aliviar las condiciones de pobreza en esta comunidad religiosa, así como oportunidades de diálogo en cuestiones de fe”.
Según el comunicado, la respuesta del Papa Benedicto XVI al rabino Shlomo Riskin fue: “tenemos que trabajar juntos”.
Después de la Audiencia, el director ejecutivo del CJCUC, David Nekrutman, explicó que el objetivo de esta organización para el año 2011 es el de responder a las cuestiones relativas a la comunidad cristiana en Israel.
La razón, esplicó, es que “por primera vez en la historia los judíos, como mayoría, tienen que tratar a las minorías religiosas, y es obligación del Judaísmo adherirse al mandato bíblico: Amarás al extranjero que vive en tu tierra”.
Según Nekrutman, “como organización cuyo objetivo es mejorar las relaciones entre el Judaísmo y la Cristiandad, el CJCUC siente que el camino para llevar a ser un interlocutor de confianza con los cristianos que viven en Tierra Santa es responder a sus problemas personales”.
Una de las acciones que el CJCUC pretende llevar a cabo es la creación de un programa de preparación para el diálogo entre los judíos y los cristianos, para instruir a los rabinos tanto en Israel como en la Diáspora para mejorar la comprensión y la cooperación en cuestiones religiosas, morales y políticas.
“Tuve la oportunidad de comentarle esto berevmente a Su Santidad, así como las actuales oporttunidades de diálogo para que los cristianos que viajen a Israel conozcan más las raíces judías de su fe”, subrayó Riskin.

ORACIÓN, PEREGRINACIÓN Y JUSTA PAZ

El mensaje de Tierra Santa: oración, peregrinación y paz justa
La Coordinadora por Tierra Santa clausura su encuentro en Jerusalén
JERUSALÉN, jueves 13 de enero de 2011 (
ZENIT.org).- Una búsqueda de oración, una llamada a la peregrinación y un compromiso para perseguir una paz justa es el tema del comunicado final de la Coordinadora de conferencias episcopales de Europa y América en apoyo a la Iglesia en Tierra Santa, que celebró su undécimo encuentro anual en Jerusalén del lunes 10 de enero hasta este jueves.
Firman el texto el arzobispo Patrick Kelly de Liverpool (de la Conferencia de los Obispos Católicos de Inglaterra y Gales), el arzobispo Rock Mirdita de Tirana-Durazzo (Conferencia Episcopal Albanesa), el obispo para los Asuntos Europeos William Kenney (de la Conferencia de los Obispos Católicos de Inglaterra y Gales), el obispo Pierre Morissette de St Jerome (Conferencia Episcopal Canadiense), el obispo Michel Dubost de Evry (Conferencia Episcopal Francesa), el obispo de Reykjavik y representante de la Conferencia de los Obispos Nórdicos Peter Bürcher, y el obispo de Tréveris y presidente de la Comisión Alemana Justicia y Paz Stephan Ackermann.
También forman parte de la Coordinadora por Tierra Santa, pero tuvieron que abandonar anticipadamente el encuentro, el obispo Gerald Kicanas de Tucson (Conferencia de los Obispos Católicos de los Estados Unidos) y el arzobispo Joan-Enric Vives de Urgell (Conferencia Episcopal Española).
“Nos hemos reunidos por undécima vez en Tierra Santa para mostrar, compartir e intercambiar nuestras experiencias y esperanzas, el amor y la solidaridad de los católicos de nuestros países por la tierra de nuestro Salvador, por los santos lugares y, especialmente, por las personas que constituyen la comunidad de creyentes aquí”, escriben los firmantes en el comunicado.
El encuentro de este año, explican, se ha concentrado sobre todo “en el encuentro con todas las confesiones cristianas”.
“Nuestra vocación como cristianos es construir puentes, y nuestra esperanza compartida es reunir a todos los cristianos en la búsqueda de una paz justa para todos en esta tierra”, confiesan.
Según los obispos, “toda visita a Tierra Santa lleva beneficios, tanto a los peregrinos como a la gente que vive aquí, sobre todo a la comunidad cristiana”.
Respecto a la influencia que esta visita ha tenido sobre ellos mismos, reconocen seguir adelante “con un renovado compromiso con la oración con y por nuestros hermanos obispos, la comunidad cristiana y todos los habitantes de Tierra Santa”.
“Nos comprometemos a rezar por una paz justa y por los pasos necesarios para defender la vida, la dignidad, los derechos y la libertad religiosa de todos en Oriente Medio”, añaden.
“Alentamos también a los peregrinos a que visiten la tierra en la que Jesús caminó y la gente continúa viviendo su fe”.
“Estamos con aquellos que quieren desesperadamente encontrar maneras para contribuir a una situación de mayor justicia y paz donde ven tanto miedo y desconfianza, incluso odio y destrucción”, prosigue el texto.
A pesar de “algunas mejoras tangibles” en la expedición de visados, hemos constatado una vez más con dolor “la frustración experimentada por parte del clero y de los religiosos católicos cuya tarea cotidiana se hace difícil por las restricciones a sus movimientos”.
Igualmente, los firmantes exhortan “enérgicamente a la conclusión de las largas negociaciones entre la Santa Sede y el Estado de Israel”.
“Continuaremos trabajando por una paz duradera apoyando una auténtica solución de dos Estados con seguridad y reconocimiento para el Estado y el pueblo de Israel y un Estado viable e independiente para los palestinos”, continúan.
“Trabajaremos por un futuro en el que las vidas, la dignidad y los derechos tanto de los palestinos como de los israelíes sean protegidos y respetados”.
“Continuaremos pidiendo a los católicos que recen por nuestros hermanos y nuestras hermanas en esta tierra e informaremos a otras personas interesadas de lo que hemos aprendido”.
“Continuaremos las conversaciones con los diplomáticos y políticos en nuestros países para compartir las preocupaciones de las comunidades cristianas con las que nos hemos encontrado”.
Desde este punto de vista, los firmantes destacan la importancia de los líderes religiosos, que “pueden influir en la manera como sus hermanos en la fe ven a las personas que no comparten sus creencias” y “deben mostrar más valentía y responsabilidad en el liderazgo”.
En concreto, los que se dedican a la enseñanza, “tienen una particular responsabilidad en ayudar a las jóvenes mentes a crecer en el respeto a los derechos y a la dignidad de toda persona creada por Dios, independientemente de sus creencias, cultura o nacionalidad”.
El comunicado final se refiere después a los que “gobiernan las distintas partes de Tierra Santa”, que “deben unir las voluntades y encontrar la manera de dar pasos valientes por la justicia y la paz”.
“Los líderes de nuestras naciones, cuyas políticas tienen importantes efectos aquí, tienen responsabilidades ineludibles para ayudar a favorecer una paz justa y defender los derechos de los creyentes y de todas las personas en estas tierras”.
“También los periodistas saben cuán poderosas pueden ser sus palabras -concluye el texto-. Les pedimos que informen sobre las dificultades, pero también sobre los signos de esperanza”.
En la homilía de la celebración de clausra, celebrada este jueves en la iglesia del Santo Sepulcro, el patriarca latino de Jerusalén, monseñor Fouad Twal, afirmó que la Iglesia en Tierra Santa “anhela gustar la paz de Cristo, poniendo fin al largo periodo de luchas que ha dispersado a tantos hijos e hijas suyos”.
“No debemos perder nunca la esperanza, y con valentía, paciencia y determinación, esperamos, confiamos”, añadió.
A los participantes que se preparaban para volver a sus países, les pidió que tengan “la valentía de hablar a todos de lo que habéis visto, sentido y tocado” y que su viaje “no se quede sólo en un encuentro ocasional o un interludio interesante y conmovedor, sino que sea una inspiración para vuestra prédica y para la vida de los fieles de vuestra comunidad y diócesis”.
Y concluyó: “Que pueda ser un punto de partida para un futuro de comunicación, consulta, afirmación, alimento espiritual y comunión”.

miércoles, 12 de enero de 2011

TIERRA SANTA

Patriarca de Jerusalén: la solidaridad ayuda a permanecer en nuestra tierra
Al inaugurar el encuentro anual de la coordinadora de obispos en apoyo a Tierra Santa
JERUSALÉN, martes 11 de enero de 2011 (
ZENIT.org).- La solidaridad de los cristianos del mundo ayuda a las comunidades cristianas de Tierra Santa a permanecer en su tierra.
Lo afirmó el patriarca latino de Jerusalén, monseñor Fouad Twal este lunes en Jerusalén, al inaugurar el encuentro anual de la Coordinadora de Conferencias Episcopales de Europa y América en Apoyo a la Iglesia en Tierra Santa, que se está celebrando en Tierra Santa del 8 al 13 de enero.
“Os invitamos a considerar que estáis contribuyendo con vuestra solidaridad al bienestar de nuestras comunidades cristianas y a ayudar a darnos una razón para permanecer en su tierra de origen y preservar la presencia cristiana en Jerusalén en concreto y en Tierra Santa en general, a través de varios sectores de servicios pastorales y sociales”, dijo.
“Espero que los encuentros, visitas y oraciones de estos días nos revelen el camino para el sostenimiento del cuerpo místico de Cristo aquí, y así esta tierra pueda siempre tener hijos e hijas que sean piedras vivas, proclamando que Jesús está vivo y ofreciendo perdón y esperanza a todos los habitantes de esta Tierra Santa”, confesó.
Monseñor Twal expresó a los representantes de los episcopados de España, Alemania, Inglaterra y Gales, Estados Unidos, Canadá, Albania y Países Nórdicos y del Consejo de las Conferencias Episcopales de Europa y de la Orden del Santo Sepulcro de Jerusalén su deseo de “que estos días nos permitan descubrir la belleza de la comunión entre nosotros, y esa belleza nos fortalezca en nuestro compromiso con la solidaridad”.
Respecto a la situación actual de los cristianos de Oriente Medio, el patriarca indicó que “nuestra gente ha perdido la credibilidad en discursos y visitas de personalidades políticas y religiosas”.
“Necesitan ver pasos concretos sobre el terreno por una mayor justicia y paz y dignidad -explicó-. Necesitan que nos impliquemos más”.
Amenazados por dos extremismos
Monseñor Twal, destacó que “todavía estamos preocupados por los dos extremismos: el musulmán con sus ataques a nuestras iglesias y nuestros fieles, y el ala derecha isarelí, invadiendo cada vez más Jerusalén, intentando transformarla en una ciudad exclusivamente hebrea-judía, excluyendo a las demás fes”.
“Obviamente no podemos cambiar la situación política”, reconoció, pero “frente a una situación frustrante, podemos invertir nuestro tiempo, energía y recursos en marcar una diferencia en la vida de nuestra gente”.
El patriarca se refirió también a la situación de Egipto e Irak, países donde las comunidades cristianas han sufrido recientemente graves atentados terroristas.
Y recordó que las proposiciones del Sínodo de Obispos sobre Oriente Medio destacaron que “la persecución debe aumentar la conciencia de los cristianos de todo el mundo de la necesidad de una mayor solidaridad” y “también debe despertar en nosotros el compromiso de apoyar e insistir en la legislación internacional y el respeto a todas las personas”.
“Debemos recordar lo que escribieron los Padres sinodales”, añadió, que indicaron que el tipo de solidaridad que vivieron en el Sínodo o en el encuentro de esta semana “nos da la valentía de realizar esta purificación y de volvernos a comprometer en la misión del Cordero de Dios, compartiendo la cruz con él y esperando compartir Su Resurrección”.
El patriarca reiteró la importancia de mantener la presencia de los cristianos en Oriente Medio, que el Papa alentó y calificó durante su visita en 2009 como “preciosa a los ojos de Dios”.
Comunión y testimonio
Este año, el encuentro del Grupo de Coordinación toma el tema y las conclusiones de la Asamblea Especial para Oriente Medio del Sínodo de los Obispos celebrada el pasado octubre en el Vaticano: la comunión y el testimonio de los creyentes.
Los participantes están reflexionando sobre ello partiendo de la actividad de las comunidades locales católica, ortodoxa y protestante a favor del ecumenismo y el bien de todos los cristianos.
Según explicó a Radio Vaticano el representante de la Conferencia Episcopal Española en el encuentro, el obispo de Urgel monseñor Joan Enric Vives, “este año, el desafío es más ecuménico que en otros años”.
También el tema de la libertad religiosa aparece como una de las cuestiones que están examinando con detenimiento.
El obispo Vives destacó la preocupación de los participantes del encuentro por los cristianos que se encuentran en minoría en los Estados de Oriente Medio.
Señaló el shock provocado por los graves atentados en Egipto e Irak y afirmó que “cuando la fe se confronta también con el martirio, se hace más fuerte, más grande”.
Por otra parte, los obispos están examinando el desarrollo de los trabajos de la Comisión Bilateral Permanente entre la Santa Sede y el Estado de Israel, así como la reanudación de los coloquios entre la Santa Sede y la Organización para la Liberación de Palestina.
El encuentro dedica además un espacio al diálogo interreligioso con el islam y con el judaísmo.
Los obispos están reiterando la firme voluntad de los católicos de promover, junto a los ciudadanos musulmanes, la construcción de una sociedad civil basada en la ciudadanía, la libertad religiosa y la libertad de conciencia.
Al mismo tiempo, muestran su compromiso con una auténtica paz, justa y duradera, así como con la escucha y cumplimiento de la Palabra de Dios, que debe impulsar a tratar a todos según los mandamientos divinos.
También se están llevando a cabo encuentros y espacios dedicados a los temas de la educación para el diálogo en las escuelas católicas de Israel y Palestina, la misión de la vida consagrada en Tierra Santa y el testimonio de la caridad, en concreto con los pobres, los marginados, los enfermos y los refugiados.
El encuentro incluye visitas a Belén, Jericó, Nablús, Jerusalén,... y se clausurará el sábado por la mañana con una rueda de prensa en la que se difundirá el Mensaje a los cristianos en Tierra Santa y el comunicado final de los trabajos.

OBISPOS ANGLICANOS

Reino Unido: Primeras ordenaciones sacerdotales para el OrdinariatoTres antiguos obispos anglicanos se unirán al clero católicoLONDRES, martes 11 de enero de 2011 (ZENIT.org).- El próximo sábado, en la catedral de Westminster, tres ex obispos anglicanos pasarán a formar parte del clero católico, convirtiéndose en los primeros miembros de un nuevo Ordinariato, tal y como prevé la Anglicanorum coetibus.Monseñor Vincent Nichols, arzobispo de Westminster y presidente de la Conferencia de Obispos Católicos de Inglaterra y Gales, hizo hoy público un comunicado observando que “en o antes de la fecha”, espera “que la Santa Sede anuncie el establecimiento del primer ordinariato para los grupos de antiguos anglicanos y su clero que buscan la comunión plena en la Iglesia católica".Afirmó que ésta “es un momento único, y la comunidad católica en Inglaterra y Gales tiene el privilegio de tomar parte en este acontecimiento histórico en la vida de la Iglesia universal".El prelado ofreció una “cálida bienvenida” a John Broadhurst, Andrew Burnham y Keith Newton, que será ordenado el sábado.También extendió la bienvenida a aquellos que desean unirse a este clero “en plena comunión con el Papa en la unidad visible de la Iglesia católica”.El arzobispo prosiguió: “reconocemos el camino que están haciendo, con sus partidas dolorosas y sus incertidumbres”.“Saludamos la profundidad de su búsqueda en la oración y el deseo que los lleva a vivir dentro de la comunidad de la Iglesia católica bajo el ministerio del Obispo de Roma. Esta es la fe que compartimos”.Relaciones ecuménicasMonseñor Nichols expresó gratitud por “la profundidad” de la “firme, positiva y continua” relación que existe entre la Iglesia católica y la Comunión anglicana, que es “el contexto de la importante iniciativa del sábado".Mencionó en particular el “sensible liderazgo del Arzobispo de Canterbury”, que “generosamente reconoce la integridad de quienes buscan unirse al ordinariato y que les ha asegurado sus oraciones”.El prelado observó que Benedicto XVI "ha aclarado sus propias intenciones: que el ordinariato pueda servir a la más amplia causa de la unidad visible entre nuestras dos iglesias, demostrando en la práctica el alcance de cuanto tenemos que darnos uno al otro en el servicio común del Señor”."Con esta intención describe él este paso como 'gesto profético'”, explicó monseñor Nichols.“Con gran confianza en el Señor, miramos al sábado, a la nueva fase de la vida de la Iglesia que traerá, y pedimos las bendiciones de Dios para su futuro desarrollo”, concluyó.Una nota explicativa de la Conferencia Episcopal añadía que “un aspecto clave del establecimiento del ordinariato por el Papa Benedicto es que permite a grupos de antiguos anglicanos y su clero permanecer juntos"."Esto es bastante novedoso”, afirma la nota. “pues anteriormente los antiguos sacerdotes anglicanos que eran ordenados en la Iglesia católica eran separados de sus comunidades, incluso si algunos miembros de estas comunidades también se hacían católicos", y por lo tanto "es necesario un calendario diferente para lograr este nuevo aspecto”."Por esta razón”, afirmaba la nota. “las ordenaciones de los primeros sacerdotes del ordinariato tendrán lugar mientras su formación está aun en proceso, de forma que les capacite para guiar a sus comunidades en la plena comunión de la Iglesia católica"."Las ordenaciones de los antiguos obispos anglicanos tienen lugar en este momento con el permiso explícito del Santo Padre de forma que ellos puedan jugar un papel en las primeras etapas de desarrollo del ordinariato

martes, 11 de enero de 2011

CELEBRACIÓN COPTA DE NAVIDAD

Musulmanes egipcios protegen como `escudos humanos´ la celebración copta de Navidad
La iglesia copta ortodoxa celebró el pasado fin de semana la Natividad de Jesús, 8 días después del atentado que acabó con la vida de 21 personas. Cientos de musulmanes quisieron mostrar su compromiso con sus conciudadanos, custodiando voluntariamente las vigilias y reuniones celebradas en las iglesias del país. El dispositivo de seguridad se completó con un fuerte control policial.
Se preveía una elevada asistencia a los actos de la liturgia de la Navidad y así sucedió. «Suceda lo que suceda yo debo ir a la Iglesia», dijo un laico copto ortodoxo a la BBC. «Aunque intenten dispararme o hacerme explotar, iré porque es mi religión. Es el nacimiento de nuestro Salvador, Jesucristo». Las autoridades de Egipto habían hecho un llamamiento a combatir la amenaza de los militantes islamistas y en favor de un Egipto libre de la violencia religiosa. «Quiero expresar mi condolencia a nuestros hijos de Alejandría por el martirio de tantas personas inocentes, que no habían cometido pecado alguno», dijo el Patriarca Shenouda III, que preside la Iglesia Copta Ordodoxa, durante la solemne celebración en su catedral. Además de otras medidas de seguridad –70.000 policías se desplegaron en las iglesias coptas de todos los países y se prohibió el aparcamiento de coches frente a las iglesias–, cientos de musulmanes, incluyendo a dos de los hijos del presidente Hosni Mubarak, permanecieron alrededor de las iglesias coptas sirviendo como «escudos humanos» que les protegieran frente a posibles atentados. Mohamed el Sawy, artista y empresario de arte, que organizó la iniciativa, explicaba que los ataques terroristas son una afrenta a todos los egipcios. «O vivimos juntos o morimos juntos», fue el eslogan lanzado por Mohamed El-Sawy, cuyo centro cultural distribuyó panfletos en las iglesias del El Cairo, y que lanzó la idea del «escudo humano». ACTITUD CONCILIADORA En los días que siguieron al atentado brutal contra la Iglesia de los Santos en Alejandría, que dejó 21 víctimas mortales, la víspera de Año Nuevo, creció la solidaridad de los musulmanes con los coptos hasta un nivel sin precedentes. Millones de egipcios cambiaron sus perfiles en Facebook por la imagen de la cruz con una luna creciente, símbolo de «Egipto para Todos», y por las ciudades se desplegaron pancartas llamando a la unidad, mostrando unidas mezquitas e iglesias, cruces y lunas crecientes. «Esto no es cosa de nosotros y ellos», dijo Dalia Mustafa, estudiante que asistió al culto religioso en la Iglesia de la Virgen María en Maraash. «Estamos unidos. Ha sido un ataque contra todo Egipto, y yo estoy con los coptos, porque la única forma de que las cosas cambien en este país es que permanezcamos unidos».

domingo, 9 de enero de 2011

LIBERTAD RELIGIOSA

Libertad religiosa para todos
Por monseñor Felipe Arizmendi Esquivel
CIUDAD DEL VATICANO, sábado, 8 de enero de 2011 Publicamos el artículo que ha escrito monseñor Felipe Arizmendi Esquivel, obispo de San Cristóbal de Las Casas, con el título "Libertad religiosa par todos".

VER
De cuando en cuando unos medios califican a católicos de nuestra diócesis como intolerantes, porque alguna comunidad indígena pone trabas a protestantes en la práctica de su fe y les impide hacer proselitismo; incluso les han expulsado y hasta les han dañado en sus propiedades. A pesar de que hemos insistido en el derecho que todos tenemos a practicar la religión de nuestra preferencia, en algunos lugares ni a mí me han hecho caso y lamentamos que hayan sucedido esas injusticias. Son decisiones que no pasan por la diócesis y las parroquias, sino que dependen de las asambleas ejidales, que ven la divergencia religiosa como un atropello a su unidad ancestral, unidad que es esencial en la cultura indígena. También los católicos sufrimos ofensas y descalificaciones por hermanos de otras confesiones, en sus emisoras no autorizadas y en sus visitas insistentes a los hogares católicos.
Por otra parte, cuando los obispos decimos que las leyes no respetan plenamente nuestro derecho a la libertad religiosa, responden que los artículos 24 y 130 de la Constitución ya reconocen ese derecho, y que lo que realmente ambicionamos es imponer nuestros dogmas y nuestra moral a todos los ciudadanos. Esto es falso. No quieren aceptar que esos artículos limitan la libertad religiosa al culto y la creencia, pero no garantizan libertad de expresión y participación. Pretenden reforzar el laicismo oficial, para impedirnos esas libertades.

JUZGAR

El Papa Benedicto XVI ha dedicado su Mensaje de la Jornada de la Paz, este 1 de enero de 2011, precisamente a "La libertad religiosa, camino para la paz". Entre otras cosas, afirma: "Se puede constatar con dolor que en algunas regiones del mundo la profesión y expresión de la propia religión comporta un riesgo para la vida y la libertad personal. En otras regiones, se dan formas más silenciosas y sofisticadas de prejuicio y de oposición hacia los creyentes y los símbolos religiosos. Los cristianos son actualmente el grupo religioso que sufre el mayor número de persecuciones a causa de su fe. Muchos sufren cada día ofensas y viven frecuentemente con miedo por su búsqueda de la verdad, su fe en Jesucristo y por su sincero llamamiento a que se reconozca la libertad religiosa. Todo esto no se puede aceptar, porque constituye una ofensa a Dios y a la dignidad humana; además es una amenaza a la seguridad y a la paz, e impide la realización de un auténtico desarrollo humano integral... Es inconcebible que los creyentes tengan que suprimir una parte de sí mismos -su fe- para ser ciudadanos activos. Nunca debería ser necesario renegar de Dios para poder gozar de los propios derechos".
Y describe lo que implica la libertad religiosa: "Toda persona ha de poder ejercer libremente el derecho a profesar y manifestar, individualmente o comunitariamente, la propia religión o fe, tanto en público como en privado, por la enseñanza, la práctica, las publicaciones, el culto o la observancia de los ritos. No debería haber obstáculos si quisiera adherirse eventualmente a otra religión, o no profesar ninguna".

ACTUAR

Reitero mi insistente llamado a las comunidades donde persisten conflictos de intolerancia religiosa, en Chiapas y en otras latitudes, a respetar el justo derecho de todos a practicar su propia religión. Transcribo lo que dije el 21 de noviembre de 2001, en un evento de las Sociedades Bíblicas, al entregar la Biblia traducida al tsotsil de Chamula: "Hemos de aprender a respetarnos en nuestras legítimas diferencias y a no repetir agresiones y ofensas. No aprobamos ni promovemos expulsiones de quienes deciden profesar una religión diferente a la de la mayoría en una comunidad. Aunque sea un acuerdo tomado en asamblea comunitaria, es violatorio de derechos fundamentales de la persona humana. Toda expulsión o discriminación por motivos religiosos no es acorde con el Evangelio ni con nuestra ley civil, y por tanto la Iglesia Católica la rechaza y no la alienta. Los niños tienen derecho a ser aceptados en cualquier escuela, sean de la religión que fueren. Y para lograr este nuevo clima de libertad religiosa para todos, los líderes cristianos y las autoridades civiles debemos inculcar y exigir un gran respeto a la diversidad religiosa de las personas, de los grupos y de las comunidades".
Esperamos mayor madurez de nuestros legisladores, para que hagan avanzar el derecho de todos, creyentes y no creyentes, católicos y de otras confesiones, a la plena libertad religiosa.

Sacerdote copto al Gran Imán

Respuesta de un sacerdote copto al Gran Imán de Al-Azhar
Algunos religiosos condenan con timidez los asesinatos de los “no musulmanes”
EL CAIRO, sábado, 8 de enero de 2011 Ofrecemos a continuación la respuesta del sacerdote copto egipcio Yoannis Lahzi Gaid, redactor de la página web de la Iglesia Católica de Alejandría , a las declaraciones del Gran Imán de Al-Azhar, del pasado 2 de enero, tras eL atentado a la iglesia de los Santos de Alejandría, en las que juzgó las palabras de Benedicto XVI durante el Ángelus de ese mismo día, como una interferencia en los asuntos internos de Egipto.
* * *
Los coptos, durante largo tiempo discriminados, han pedido y están pidiendo una solución justa a sus problemas para frenar las injusticias. Sus exigencias se fundan siempre en el principio que afirma "La patria para todos pero la religión, para Dios" que, según su conciencia, es el fundamento de cualquier estado civil y de cualquier civilización evolucionada. Por desgracia han obtenido,- después de cada suceso de atentado- siempre la misma cortés respuesta y las habituales palabras de comprensión y de solidaridad que no son suficientes para sus necesidades de poder expresarse libremente en el ámbito político, social y sobre todo religioso y de poder vivir tranquilamente, sin tener miedo de la opresión y de las amenazas. Los coptos, en toda su larga y luminosa historia, no han pedido la intervención de países extranjeros para ser ayudados en sus problemas, buscando siempre el evitar las posibles recriminaciones de parte de sus compatriotas que, habrían podido ver en tal intervención extranjera, la traición de parte de los coptos a su patria; y ejerciendo siempre una resistencia pacífica, no obstante el dolor, las injusticias y el silencio perpetrados por las autoridades nacionales.
Por otra parte, vivimos en un mundo globalizado en el que circulan, a tiempo real, noticias del globo entero, por esto es más que natural, respetable Imán Al-Azhar, asistir al alzamiento de una multitud de voces internacionales ante los sucesos aberrantes de los múltiples atentados que han sido verificados y se están verificando; ante las intimidaciones de las que son objeto los cristianos, obligados a emigrar del Oriente Medio para no ser masacrados. Es natural, entonces, escuchar del Santo Padre Benedicto XVI, cabeza de la Iglesia Católica, la invitación a proteger las minorías perseguidas en nuestro querido Oriente. Lo que sorprende, respetable Imán, no son las palabras del Papa, sino la actitud de algunos responsables religiosos y políticos que se quedan quietos y callados ante los múltiples homicidios de gente inocente; y que frente a las injusticias perpetradas a sus hermanos, se limitan a pronunciar las típicas y corteses palabras de condena.
Lo más triste, respetable Imán, es que Al-Azhar, la máxima institución religiosa islámica, se limita a condenar tÍmidamente a través de corteses declaraciones sin, nunca, pronunciarse claramente sobre la cuestión de la violencia y del asesinato de los "no musulmanes". Sin rechazar claramente las "fatwas" islámicas que consienten, incluso instigan y legitiman, el derramamiento de la sangre de los no musulmanes e invitan a apropiarse de los bienes y propiedades de los cristianos como si fuesen botín de guerra.
Es extraño, respetable Imán, que usted como Imán (jefe) de Al-Azhar, no haya pronunciado todavía una declaración explícita que prohíba el asesinato de los no musulmanes, no haya declarado con palabras rotundas, dirigidas a aclarar la posición del Islam frente a la violencia; explicando el significado de la "yihad" (guerra santa) contra los no musulmanes, no haya hecho una clara declaración, de manera que se evite cualquier manipulación coránica por parte de los terroristas.
Es vergonzoso, respetable Imán, que cuando hablan los compatriotas, especialmente aquellos que se declaran "moderados" e "intelectuales", lo máximo que lleguen a decir de los coptos es que son "Ahl-Zimma"- confiados a la tutela del Islam- una frase que destruye todo esperanza de conseguir una convivencia pacífica y civil basada en la igualdad y el respeto. Ya que, el término, "tutelados por el Islam" es un término que se radica en una definición basada en la desigualdad, en cuanto que confía a una parte el deber de proteger a la otra, y por tanto provoca el racismo y la discriminación entre personas que deberían ser iguales y, de la misma manera, ser tuteladas por una misma constitución, unas mismas leyes del Estado.
Respetable Imán, las tragedias que viven los coptos todos los días son más importantes que una visita de cortesía al papa Shenouda III - papa de la Iglesia Copta Ortodoxa de Egipto -,mucho más urgentes que declaraciones verbales, es señal de que en Egipto y en la mayor parte de países árabes falta la "igualdad" entre ciudadanos, es señal de que se aplica el concepto de un Estado policial donde los cuerpos de seguridad y los religiosos controlan las ideas de las personas, de sus actos y finalmente de si respiran.
La solución, respetable Imán, no se encuentra en la condena de las palabras del Papa o de los estados extranjeros, sino en el cuidar nuestras enfermedades con nuestras propias manos. Ni el Santo Padre ni la opinión pública internacional habrían hablado si nuestras condiciones de seguridad y de justicia estuvieran garantizadas, si nuestras leyes asegurasen los derechos de todos, si no se tratase a una parte del pueblo como "minoría perturbadora", o solamente como seres "Ahl-Zimma"- confiados a la tutela islámica-.
Ninguno habría intervenido, respetable Imán, si nuestro país estuviera fundado sobre leyes iguales para todos, sobre leyes aplicadas sin discriminación de religión, de lengua o de pertenencia política. Ninguno habría hablado, si la sangre de nuestros hijos y de nuestros hermanos, no hubiera sido derramada sin culpa, el día de la Navidad y de fin de año. Ninguno habría hablado si los países musulmanes de Medio Oriente hubieran estado al lado de sus hermanos cristianos y hubieran frenado esta hemorragia de emigración, asegurándoles su tutela.
Ninguno habría hablado, si los países islámicos hubieran actuado contra el terrorismo religioso y el integralismo islámico, que legitima la matanza de cristianos; como ha sucedido con las viñetas consideradas ofensivas para el Islam. ¿Por qué se afirma el derecho a un ser humano y se niega el mismo derecho a otro ser humano? ¿Por qué se afirma el derecho de condenar cualquier acto o palabra, cuando son consideradas ofensivas para los musulmanes en países occidentales, sin decir nunca que ésto significa interferir en los asuntos internos de estos países, mientras se condena la oración del Papa contra las masacres, contra las injusticias?
Respetable Imán, nadie habría intervenido si hubiésemos adoptado una única medida de comportamiento, si hubiésemos, desde hace tiempo, estudiado y analizado nuestra situación interna, si hubiésemos resuelto nuestros problemas de forma civilizada y respetando una única ley igual para todos. Y decir que otros países interfieren en nuestros asuntos internos es otro motivo de tristeza porque demuestra solo tenemos miedo del escándalo, que lo que debe continuar es el "silencio del resto del mundo", que no queremos encontrar una solución justa, factible y veloz, queriendo sólo enterrar la cabeza bajo tierra en vez de curar el miembro enfermo, o encima queriendo cortarlo.
Cristianos inocentes han sido asesinados en la iglesia de Nuestra Señora del Socorro en Baghdad por mano de terroristas que gritaban el nombre de Dios y recitaban versos del Corán. Los coptos han sido asesinados durante el fin de año en Alejandría, por mano de integristas que siguen la voluntad de Alá. Esta es la enfermedad que reside en este modo de interpretar los preceptos coránicos. Pero en esta misma enfermedad se encuentra la cura. Las masacres que los terroristas cometen en perjuicio de los cristianos, ¿son aceptables desde el punto de vista religioso e islámico? ¿Sus versos coránicos y sus argumentos doctrinales se fundan en la verdad? Estos terroristas ¿son verdaderos fieles musulmanes? Estas son las preguntas que necesitan respuesta, respetable Imán porque en su respuesta se encuentra la clave para frenar o alimentar todavía más, los ríos de sangre derramados.
En resumen, respetable Imán, el Santo Padre no ha intervenido en los asuntos internos de Egipto, sino que ha hablado en favor de los cristianos oprimidos y perseguidos, porque su voz se alza siempre contra cualquier discriminación o injusticia, contra cualquier hombre, cristiano o no, porque "el silencio frente a las injusticias es un demonio". Como olvidar que él ha condenado todos los actos de extremismo cometidos contra cristianos o musulmanes así como ha condenado todas las acciones ofensivas hacia los sentimientos de los fieles de cualquier religión.
Habría estado muy mal si su Santidad hubiese callado frente a los homicidios, a las masacres, a las persecuciones, a las migraciones forzadas de los cristianos del Medio Oriente sucedidas a los ojos de todo el mundo. Habría estado mal si él hubiese cerrado los ojos mientras las iglesias son profanadas y saqueadas y si no hubiera levantado la voz viendo que sus hijos son asesinados y perseguidos por el solo motivo de ser cristianos.
Respetable Imán, usted debería haber agradecido al Santo Padre por sus sentidas condolencias ofrecidas a sus/nuestros hermanos coptos, que han sido asesinados el día de nochevieja, en vez de condenar sus palabras considerándolos con una interferencia. Usted debería haber tendido sus manos a las manos del Santo Padre, tendidas para sostener un diálogo pacífico entre las religiones, en vez de rechazar las declaraciones y provocando, contra él y obviamente contra todo cristiano, la exacerbación de una situación, ya muy delicada, reforzando involuntariamente, todavía más, el extremismo.
Que el Señor tenga piedad de nuestro amado Egipto y aleje de él todo extremismo e intolerancia, sembrando en los corazones Su compasión al servicio de la verdad y de la justicia, para trabajar codo con codo, con el fin de establecer la igualdad, la convivencia pacífica y para construir una nación fundada en la libertad religiosa y sobre la igualdad de derechos y deberes de todas las personas. Que nos dé la valentía de curar seriamente las enfermedades, en lugar de condenar a aquellos que quieren nuestro bien, acusándolos de intervenir en nuestros asuntos.